Levan Polka

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—¡Hola, Rubén! —me grita Joana desde lejos. Pude verla desde hace metros, pero me hice el disimulado.

Recorrer cuatro manzanas en la tabla es cansado, y cargarla, todavía más.

En la mañana, me pidió que pasara por ella a Islazul

Están afuera de H&M, una de las tiendas favoritas de Joana, y entonces me percato de que no está sola, que viene acompañada por Alejandra y una señora más alta que ella, con el cabello rubio cenizo y mechones claros. 

Hasta parece una persona frágil. ¿Quién es?

—Hola —me saluda Joana de manera alegre.

Entonces, me planta dos besos grandes en las mejillas, dejándome con la cabeza atontada y caliente.

Se coloca a un lado de mí y me abre vista a sus acompañantes. 

—Rubén, ella es la mamá de Alejandra, la señora Sandra —se vuelve a ella de manera respetuosa—. Señora, mi mejor amigo, Rubén.

¡Aw, qué linda Joana al presentarme de esa manera! 

Estrecho manos con la mujer de cara afilada y rasgos delicados que tengo frente a mí, y ella corresponde amablemente a mi gesto. Por un momento creí que era una especie de niñera de Alejandra.

—Mucho gusto, señora —digo.

—Rubén —añade ella, sonriendo de oreja a oreja. Pero qué linda sonrisa—. El gusto es mío.

Veo de reojo que Alejandra ni siquiera nos mira, está distraída mirando hacia las escaleras eléctricas. Joana me toma de los hombros y me coloca cerca de la señora, luego toma a su amiga del brazo. ¿Qué hace?

—Iremos a recoger las cosas que dejé apartadas —dice—. No tardamos, señora.

Comienza a caminar en contra de la voluntad de Ale, y entonces reacciono que me he quedado solo con su mamá. ¿Se supone que debo quedarme callado o iniciar una conversación? Con adultos suelo ponerme más nervioso y tímido de lo normal.

—Linda patineta —comenta.

—Oh, gracias —digo—. Es de Lindsay Lohan. Me encanta.

La coloco a un costado mío, de pie, para que mis dedos descansen un poco. Estoy sudando, por el calor, y por los nervios.

—¿Cómo te llaman tus conocidos? —inquiere—, ¿Sólo Rubén? 

—Así es.

Da un par de pasos hacia una silla café del Starbucks que hay en frente y toma asiento, dejando una pequeña bolsa junto a ella.

—¿Eres de aquí? —cuestiona, poniéndose cómoda—. No vayas a decirme que también vienes de México.

—Oh —lanzo una risa nerviosa—. No, soy de aquí. Aunque también de Noruega; mi mamá es de allá.

—Uy, Noruega —me mira a los ojos—. Nieva mucho y siempre hace frío. Ha de ser genial tener nieve frente a la ventana todas las mañanas, ¿no?

Por alguna razón, tomo asiento en la otra silla que tiene cerca y me acomodo en una posición agradable.

—Sí —una nube de recuerdos llegan a mi cabeza—. ¿Usted ha ido?

—Aún no —esboza una línea curva en sus labios—. Siempre he querido ir pero mis rodillas me lo impiden. ¿Tu mamá está aquí, en Madrid? Quizá pueda ir con ella un día por un café.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora