Pas de Deux

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Comenzamos nuestro día en el jardín parisino francés más tranquilo y por excelencia, disfrutando del ambiente que nos rodea. El sol de la mañana se arrastra a través de los árboles, los sonidos de fuentes apresuradas en el fondo y las arcadas que bordean el jardín. Pasamos el tiempo relajándonos y paseando por las galerías que bordean el jardín; y fuera como fuera, mi madre se aseguró de disfrutar su café de la mañana en este lugar tranquilo. Al norte de los jardines, se encuentra la Galerie Vivienne, un pasaje con una gran variedad de cafés, pequeños bares en la acera y hermosos pisos de mosaico. Logramos desayunar ahí, en la Galerie Colbert con sus estatuas y diseños arquitectónicos.

—El Palacio Real —comienza a explicar la guía—. Conocido como el Palais Cardinal, el edificio fue donado a la corona francesa tras la muerte del cardenal, y los Duques de Orleans lo convirtieron en su residencia. Años más tarde Luis Felipe José de Orleans decidió remodelar los jardines y abrirlos al público.

Ayer, Joana y Rubén llegaron casi a las doce de la noche, riendo a carcajadas y conviviendo como los mejores amigos que son. Me da envidia las risotadas que Joana logra sacarle a Rubén, pero, a pesar de todo, de todas aquellas veces que me siento mal por no ser como ella, todavía hay esperanza viva en mí, haciéndome creer que todo estará bien.

Sólo necesito notar mis fortalezas, y explotarlas con él.

Tiene la pinta de ser palacio, su estructura es bastante compleja, y, estructurada. Lo más divertido de la visita, es el patio, donde se encuentran los cilindros pintados con rayas negras, en donde nos tomamos una foto sentados sobre éstos, acomodados por tamaño. Yo estaba junto a Jamie, nerviosa por saber si la foto quedaría bien, o no.

—¿Tienes frío? —inquiere Rubén, acercándose a mí. Bastante. Tanto, que hasta comienzan a sudarme las manos.

—Nop —respondo.

—¿Segura? —insiste—. Puedo conseguirte una chamarra.

—Estoy bien —digo. Realmente el clima es agradable—. Pero, tengo una duda.

—Vale, dime cuál es —sonríe, emocionado, y se acerca a mi rostro.

Comienzo a hablar en susurros para que mi madre no me escuche. Debo recordarle a todos que hoy es el gran día de la sorpresa. Ayer hablé con Ayana al respecto, e, incluso, nos acompañará a un ballet, llamado Enfant du París, a las siete y media de la noche.

—¿Ya tienes tu traje?

Abre los ojos y se hace el disimulado.

—Oh, claro que sí —ríe en voz baja—. Esos se consiguen en cualquier lado. Creo haber visto uno en la farmacia, ayer.

Río, ante la ironía del muchacho.

—No te puedo creer —termino de reír—. Eres peor que un gato.

—Ya lo sé —me alborota el gorrito que tengo puesto.

Oh, boy, ¿again?


(〃∀〃)ゞ


Y después, de tantos días de espera, por fin logramos ir a Galerias Lafayette. Aquí es donde buscaremos algo de ropa formal para la ocasión; ninguno de nosotros quiso comprarla en Madrid, pues queríamos adquirir algo más lujoso, aprovechando que vendríamos a esta ciudad.

La arquitectura Belle Époque no es la atracción principal aquí, sino las compras increíblemente extravagantes con las que nos encontramos. Ropa de diseño, moda masculina, muebles para el hogar, desfiles de moda, joyería y mucho más se exhiben en una de las instituciones de moda más importantes del mundo. Está, es casi una parada obligada para la entusiasta de moda, Joana.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora