Fix You

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Mi madre ha quedado de verse hoy por la tarde-noche con el socio interesado en la inversión del negocio con la pista de hielo, por lo que, debemos desocuparnos antes de las seis de la tarde para que puedan verse tranquilamente.

Constantemente encuentro a Rubén mirándome mientras yo me distraigo, y viceversa; es un persistente intercambio y encuentros de miradas entre él y yo, y lo único que hacemos cuando nuestras vistas chocan, es sonreír, nerviosos, y fingir que volvemos a prestar atención a lo que dicen los demás.

—Ale —llamó en voz baja, apenas salieron nuestros acompañantes de la habitación—. Ven.

—¿Qué pasa? —pregunté, nerviosa de habernos quedado solos.

—Mañana, ¿tu mamá saldrá, verdad?

—Uhm, yo creo que sí —asentí con la cabeza.

Miré por detrás de mi hombro, y me percaté de que mi madre me esperaba al pie del final del pasillo.

—Genial —sonrió, complacido, al tiempo que me tomaba los hombros y daba un paso más cerca de mí—. Salgamos. Tú y yo. A cenar.

Mi corazón sintió que se detenía en seco. 

¿¡Qué?! Oh, por Dios. ¿Había escuchado bien? Rubén quería ir a cenar conmigo, sólo él y yo.

—Uhm —solté, con la lengua trabada, pensando en decir que no, pero queriendo decir que sí.

—¡Rubius! —llamó Jamie, casi desesperado.

—¡Ya voy! —dijo, y antes de salir, me sonrió, esperanzado—. Piénsalo, ¿vale?

Y ahora aquí, en Montmartre, sólo puedo pensar en el frío que hace. Montañoso, histórico y hipster, son las tres palabras con las que me atrevo a describir con precisión esta zona. Caminamos por el lugar durante un rato, disfrutando de sus pequeños callejones y luego nos dirigimos a Sacre Coeur.

—Oye, Ale —me llama mi mamá—. ¿Qué dice aquí?

Me señala un punto en la servilleta donde venía su sándwich. Manger des objectifs pour le petit déjeuner;

—Come metas para tu desayuno —digo, y tomo un pedazo de su lechuga con aderezo.

—Hey —reclama.

—Gracias —sonrío.

Sacre Coeur es un cuento de hadas encantador que ha cobrado vida. Un diseño romano-bizantino se apodera de la iglesia desde su exterior, mientras que los escalones en espiral, las campanas, los mosaicos y los vitrales roban el espectáculo del interior. A pesar de que ha llovido durante la mañana, el día está ligeramente nublado, pero no es impedimento para sentir el frío a través de la ropa.

—¿Quieres agua? —pregunta, al cabo de unos minutos.

—Sí, por favor.

—¿Alguien quiere agua? —pregunta en voz más alta.

—Yo —dice Jamie, caminando hacia nosotras, al tiempo que se deshace de la chamarra verde que traía puesta encima de su suéter amarillo mostaza—. Gracias.

—¿Y tu, Rubius?

—No, gracias —se vuelve, y me sonríe con gentileza—. Estoy bien.

Mete las manos a sus bolsillos, y continúa apreciando el lugar. No puedo sacarlo de mi cabeza, y en lo mucho que me gustaría aceptar su invitación, pero estoy tan nerviosa, que, realmente no sé si quiero hacerlo.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora