Monkey Spining Monkeys

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Por la mañana desperté con las mejillas mojadas y mocos en la almohada. En mi sueño, Joana se burlaba de mí junto con todos los amigos suyos que conozco por mi clara derrota y enorme humillación. También me hacía hincapié en el por qué me había rechazado; porque había alguien mejor que yo. Sí, aquel tío del hotel. Pero, ¿qué tiene él que yo no? Oh, cierto, un cabello más suave y brilloso que el mío, ojos de color, un cuerpo atlético y demás cosas ridículas típicas de un niño rico.

Después de ponerme una sudadera y una gorra, me preparé a salir para seguir al tío este y asegurarme de que aún no me ha ganado el corazón de Joana; dejé comida para Mia lo suficiente para todo el día, el quehacer hecho e incluso ropa a medio lavar, por lo que ahora aquí, después de casi seguirlo por media ciudad en autobuses, terminé caminando detrás de él a un par de metros por la Calle de Silvano. Tiene una mochila en mano, mas como una especie de maleta cargada en el hombro, y desde que salió del hotel, no ha dejado de hablar por teléfono. Debo admitir, que tiene una linda sonrisa.

—Ya estoy casi en la entrada —escucho—. ¿Puedes prepararme unos? Número 10, por favor —lanza una risita—. Gracias.

Continúo siguiéndolo, y desde este ángulo, me parece increíble lo bien que puede lucir sin su ridículo traje negro de gala que usa todos los días; no cambia mucho sin él. En cambio yo, me pongo traje y parezco otra persona completamente diferente. Incluso su cabello luce genial, ¡a pesar de que sólo lo alborotó un par de veces con su mano antes de bajar del autobús! También me he percatado de que tiene un iPhone último modelo, y un par de audífonos Beats, y si no me equivoco, usa lentes redondos. Pero qué coñazo; es Hipster. De pronto, se adentra en un lugar, por lo que me detengo unos segundos a mirar adónde.

—Palacio de Hielo —digo, al tiempo que escudriño el lugar.

El edificio es grande, de color gris y azul. ¿Dónde había escuchado eso antes? Me adentro por las puertas automáticas y me percato de que ha entrado a una segunda habitación.

Cuando intento seguirle, una voz me detiene.

—Disculpe, ¿puedo ayudarle con algo?

Me vuelvo, y veo a una chica detrás de una barra asomándose hacia mi dirección. Justo encima de las puertas automáticas en las que quiero cruzar se encuentran unas letras blancas muy grandes:

«PISTA DE HIELO
ENTRADA»

—Uhm —digo, buscando una excusa aceptable—, busco un lugar para ver... A los patinadores.

Levanta una ceja, seria.

—El acceso a las gradas están en el piso de arriba, siguiendo el pasillo y luego a mano derecha —señala un punto perdido en dirección a la pista.

—Gracias —sonrío, para no parecer sospechoso.

Comienzo a caminar hacia las escaleras para adentrarme en el pasillo y llegar a un punto accesible de las gradas para ver qué tanto hace este sujeto aquí. A mi izquierda hay ventanales que me permiten ver la pista con claridad, y puedo notar que este sujeto es muy popular entre las chicas, ya que varias se han acercado a saludarle.

Cuando por fin termino de recorrer el pasillo y de subir las escaleras, me acomodo en un punto cercano a las escaleras, en la parte del frente. Hace un frío que espanta.

Me pongo en una posición cómoda y comienzo a observar a todos los tíos patinando. Este sujeto ha de tener mucho dinero si viene a patinar en hielo. Justo cuando creo que será esto una pérdida de tiempo, entra Joana y se une a su amigo para iniciar a patinar.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora