Where I Stand

117 15 38
                                    


—Hola, mamá.

Hola, hijo —Parece confundida—. ¿Estás bien? Es media noche.

Cheto llegó exhausto del trabajo. Cuando llegué, lo encontré tirado en el sillón dormido a más no poder con un vaso de leche en la mesa. El asunto del pariente de Alejandra se me había subido a la cabeza, pero, ¿con quién podría hablar de ello? Joana no se encuentra dentro de mis opciones por ahora, Jamie probablemente no me diga mucho, y Alejandra está molesta conmigo.

—Y aún sigues despierta...

Estaba charlando con tu abuelo —Suspira, cansada—. Penger. Skatter og gjeld.

Billetes, impuestos y dinero. ¿De qué más hablarían? Procuran no salir mucho de casa porque hay rumores de que habrá varios ataques en Noruega, y me alegra saber que la familia sigue en pie, sana y a salvo.

—¿Es mal momento? —Cuestiono.

Nei. Tranquilo —Dice con dulzura—. Cuéntame qué pasa.

—Quiero preguntarte algo —Rasco mi cabello—. Om kvinners.

¿Te liaste con alguien? —Antes de que pueda responderle, ahoga una expresión—. Rubén Doblas, no me digas que hay un bebé.

—¡¿Qué?! —Exclamo con fuerza—. ¡Mamá, no! ¡De eso nada!

¿Estás seguro? Pareces estar mintiendo.

—¡Tus conclusiones me tomaron por sorpresa!

Fint... —Se tranquiliza—. Dime qué pasa.

¿Por dónde comienzo? ¿Por Joana? ¿Por las actitudes extrañas de Alejandra que me confunden? ¿Por Mia? La conversación que tuve con Jamie me hizo reflexionar. Son preguntas de las cuales no tengo respuestas.

—¿Por qué sois tan complicadas? Las mujeres, digo.

Mi madre ríe ante tal pregunta. ¿Qué tiene de gracioso? Es confuso para los hombres entender cómo funciona su cabeza. Estoy seguro de que ni ellas se entienden.

Así somos, hijo —Responde de manera natural—. ¿Necesitas algo en específico?

—No lo sé —Pienso la respuesta—. Algún consejo, una clave... No lo sé, mamá. Algo para no quedar como gilipollas cada vez que estoy con ellas. Algo que me ayude a... entender su retorcida mente.

Déjame ver si entiendo —Habla entre risas—. Quieres entender a las mujeres. ¿Voy bien?

—Sí.

Vale.

Me recargo en la ventana y comienzo a mirar hacia la acera, las personas caminando y las luces iluminando la calle. Incluso a estas altas horas de la noche, sigue habiendo gente de un lado a otro.

Debo recordarte que cada mujer es diferente, Rubius —Señala—. Pero aquí voy. Necesitamos cercanía, y eso no significa que debas dejar de realizar tus tareas. También es importante que si no sabes qué quieres, preguntes.

—Cuando lo hago, explotan más...

El error está en preguntar "¿qué te pasa?" —Regaña—. Mejor escoge algo más sutil como "¿necesitas algo? ¿Te encuentras bien?".

—Vale.

¿Hva annet? —Piensa unos breves segundos—. Ah, sí; recuerda lo mucho que trabajamos las mujeres, hijo. No me refiero al curro como tal, sino al mental también. Como mujeres, tenemos tareas domésticas, responsabilidades con otras personas, som familien —Pienso en Joana y en sus juntas familiares de negocios con sus papás—. Nos cansamos de manera mental.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora