Dream of Her

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—Llegas tarde —saluda Ale en cuanto me ve.

Rasca detrás de la oreja de Mia un poco, para luego, observar mi playera sonriente color verde.

—Otra vez ese suéter —digo, refiriéndome a su trapo de color rojo.

—¿Y a ti qué? —medio sonríe, haciéndose a un lado.

Por fin entraré a la casa de Alejandra, después de todo este tiempo. Se siente como cuando logras desbloquear un nivel nuevo de algún juego; llevaba mucho tiempo queriendo entrar a la casa del gato que irrumpió en la mía para emparejarse con mi gata.

—No te sientas como en casa —me dice en voz baja—. Tengo reglas.

—¿Ah sí? —inquiero, curioso—. ¿Como cuáles?

—Te diré conforme hagas las cosas —explica, cerrando la puerta y mirándome a los ojos.

¿Eso significa que son muchas? Camina hacia el interior de la casa de manera cautelosa. La cocina me recibe. Junto a esta, se encuentra el comedor, y al fondo la sala de estar. Un par de cortinas se ondean con el viento.

—Hostias —digo, perplejo—. Tu casa mola mucho.

Los muebles son modernos, y combinan a la perfección unos con otros. Hay cuadros pintados, algunas fotografías, plantas pequeñas y demás decoraciones de chicas que no logro entender. Pero no me concentro en nada más que en su enorme pantalla plana.

—¡Dios! ¡Es enorme! ¿Cuánto mide?

—Uhm, no lo sé. Mucho —responde ella, encogiéndose de hombros.

Abarca demasiado espacio en la pared. ¡Yo quiero una así! Sólo he visto una más grande, y esa es que Joana tiene en su casa. Y a pesar de eso no logro encontrar diferencia significativa. ¡Qué hermoso!

—¿No hay problema si...? —comienzo a bajar a mi gata de manera lenta.

—¿Huh? —se vuelve a Mia—. No, adelante.

Sonrío y la suelto. Lo primero que hace, es irse caminando por un pasillo que se encuentra ente el comedor y la sala.

—No se escapa, ¿verdad? —sigo con la mirada los pasos de mi gata.

—No, tranquilo —dice ella, seria—. Siempre tengo todo cerrado.

—¿Segura? No quisiera q—

—Rubén.

Me mira a los ojos para calmarme.

—Lo siento, perdón —camino hacia el sofá—. No estoy acostumbrado a llevarla a otras casas.

Me entrega una guitarra y toma asiento en un pequeño sillón individual, a un costado mío.

—Inicia.

Desde que venía hacia acá, tuve en mi cabeza la curiosidad sobre cómo Alejandra y Jamie habían formado semejante lazo de amistad. Tengo que saberlo de una manera u otra; soy demasiado curioso.

—Ale —digo de pronto, tratando de sonar indefenso e inocente—. Cuéntame, ¿cómo forjaste tu amistad con Jamie?

—Ya te había dicho.

—Sí, pero ¿y ya? —inquiero, un tanto ofendido—. Ese no es tu estilo.

—¿Qué sabes tú de mi estilo? —se vuelve, seria.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora