The Night We Met

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—Lamento haber convivido con ustedes ayer por tan poco tiempo —se disculpa Ayana—. Tuve que atender ciertos asuntos personales.

—No se preocupe —dice Jamie—. Es su casa, después de todo. Nosotros somos visita nada más.

—Aún así —se pone de pie—. Javier y José han pasado más tiempo con ustedes que su propia anfitriona.

Me mira, y sonríe. Acto seguido, se pone de pie y comienza a servirse un poco de agua de la jarra que José le ha traído en una bandeja.

—Por lo que —da un pequeño trago para hidratarse la garganta—. He decidido llevarlos a un café muy popular en la ciudad.

Todos nos miramos entre nosotros, emocionados.

—Por favor, vayan por sus cosas —invita la señora—. Partiremos en unos minutos.

Nos levantamos los cuatro de golpe y comenzamos a caminar hacia nuestras habitaciones para tomar nuestros móviles y mojarnos la cara. ¿A dónde nos llevará Ayana? Mamá no subió con nosotros. ¿Se habrá quedado con ella?

—Ale —llama Rubén, antes de que entre a mi habitación.

—Mande —digo inmediatamente. 

¡Ugh, no seas tan obvia!

Camina hacia mí, por lo que deduzco que tal vez no quiere gritar. La distancia entre ambas puertas son enormes.

—¿Estás bien? —pregunta, en voz baja.

—Sí —respondo, natural.

—Es que... todo el día te vi... distraída.

Oh, no. ¿Alguien más se habrá percatado de eso?

—No —río un poco—. Más bien estaba maravillada, pensando en todo, todo, todo. Imagina cuántas fotografías tomé, y, cuántas debo seleccionar.

Rasco mi mejilla derecha con cuidado.

—Además —lo miro de nuevo, y una punzada de sentimientos en mi estómago me ataca—. Uhm, es, el primer viaje que hago con mis amigos —coloco mi mano en su hombro—, con mis verdaderos amigos.

Sonríe, de manera inofensiva, y luego me mira directamente a los ojos. La expresión en su rostro me hace creer que lo disfruta, que le gusta mirarme los ojos, pero, a mí, me pone bastante incómoda. Aunque, los suyos, son bastante lindos y, no me molesta para nada contemplar el café y verde que los colorea.

—Entonces sólo estas disfrutando las cosas —deduce.

—Efectivamente —le guiño el ojo—. Y también estuve pensando seriamente en cómo voy a ens—

Hey, Rubius—llama Jamie, y se detiene al instante al vernos—. Oh, sorry.

—¿Qué pasa? —inquiere el chico castaño.

—¿Tienes un poco de gel, que me regales?

—¿Gel? —pregunta, confundido, haciendo un ligero desajuste en su voz.

—¿Hair gel? ¿Jalea? —Jamie me mira, esperanzado en que lo salve—. You know, la que se usa en el cabello cuando vas a peinarte.

Ambos terminan mirándome. Ay... La mirada de ambos es hermosa; tienen su carita confundida, ilusionados en que tengo las respuestas a todo.

—Creo que vi una promoción hace poco en el súper —hago mi mejor esfuerzo por recordar—. ¿Gomilla? ¿Gelilla? ¡Gomina! Gomina.

—¡Oh! —exclama Rubius, volviéndose a Jamie—. Ya, ya. Vale. ¡Claro! Ven, te la doy.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora