Another Ones Bites the Dust

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Fatality —dice la voz, por lo que me relajo y recargo en el sillón a mis anchas al escuchar el sonido de la victoria.

Jamie grita a manera de derrota, y no evito pensar que probablemente se esté arrepintiendo de no haber escuchado con atención los secretos que le revele desde hace mucho tiempo. 

Tomo el vaso de agua que se encuentra junto a mí y bebo unos sorbos para tragarme el estrés y el nerviosismo que sentí en los últimos segundos.

—Y con esa van cinco seguidas —dice Joana, aplaudiendo—. ¿Por qué nadie ofrece una buena batalla?

Cuando llegué a casa de Jamie, lo primero que hice fue meterme a nadar a su alberca con un traje de baño bastante cómodo para nadar que tengo, aprovechando que ni su mama ni su papa estaban en casa, y además, valiéndome de que mi amigo se encontraba ocupado haciendo tarea; pude nadar como quise y a todo lo que pude sin que alguien me causara molestias. 

Y sobre todo, con toda la libertad del mundo, puesto que nadie miraba.

No quise salir de ahí nunca, pero el primero que llegó a la dirección asignada fue la mosca enfadosa de Rubén y me tuve que salir a cambiarme rápido antes de que la basura me viera.

Fue un momento odioso, que sólo me hizo darme cuenta de lo inoportuno y enfadoso que puede llegar a ser. Y, sin mencionar que me cortó mi momento de inspiración y tranquilidad en el agua tibia.

—Parece que Ruben se acerca mucho al nivel de Ale —añade Jamie, incorporándose del suelo.

Me encojo de hombros de manera indiferente, porque por mucho que me cueste admitirlo, ese sujeto ha encontrado y ciertos patrones que hago al jugar, al grado de ya bloquea algunos de mis ataques; por poco y quedamos empates en la ronda anterior.

Pinche viejo.

—Vale, ya —dice, un poco desesperado—. Juguemos otra cosa entonces.

Tan a gusto que estaba ganándole a todos. Se inclina un poco hacia adelante y comienza a peinarse el cabello con rapidez; tiene un greñero que apenas y puede con él. ¿Cuándo habrá sido la última vez que lo cortó? Esas patillas que tiene también lo delatan.

Parece que tiene un casco. Macetón.

—¿Qué quieres jugar? —indaga Joana.

Mientras no sea Minecraft, o alguno de baile para Kinect, cualquier cosa está bien para mí. 

Guitar Hero.

¡Ay! Hijo de la chingada. ¿Cómo osa retarme de ese modo?

—Hagamos una apuesta —le digo—. Jugaré una ronda contra ti. Tu y yo.

Sonríe demasiado confiado, por lo que, cuando da un paso hacia mí, tengo que inclinar mi cabeza un poco más hacia arriba para verle bien a los ojos. Esto es irritante.

—Si gano —miro de reojo a Jamie—, harás mi tarea de literatura por un mes.

—Claro —se encoge de hombros como si no fuera la gran cosa.

—Tal, y como yo, te diga.

Esto será hermoso; ya casi puedo saborearlo.

—¿Y si yo gano? Admitirás frente a todos los que estén en el arcade ese día que soy mejor que tú.

Me encojo de hombros.

—Jalo.

Sonríe prepotente, seguro de sí mismo, como si en exactamente cinco minutos no fuera a desaparecer ese gesto raro en su cara.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora