Capitulo 8. "Te voy a matar"

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Capítulo 8. "Te voy a matar"

Mis nervios estaban a flor de piel, el hecho de que pasaríamos la mañana juntas estremecía mi piel, ayer estuvimos juntas y fue muy especial, esperaba que este día fuera mejor.

El calor fue adueñándose de mi cuerpo, me sentí más relajada y el dolor de mi tobillo disminuyó. Cada mirada que cruzábamos era inefable, me sentía extremadamente feliz, como si mi corazón fuera a salir de mi pecho, era algo inexplicable.

-¿Te encuentras bien Lindsay? -preguntó mi profesora.

Mire a mi alrededor, estábamos Nolan, Macarena y yo sentados en el sillón viendo televisión, las ideas y curiosidades que habían dentro de mi hacia que estuviera más desconcertada de lo normal.

-Si, me encuentro bien -respondí.

Intentaba hallar un tema de conversación pero mi cabeza daba muchas vueltas.

-Me duele un poco el tobillo -agregué.

-¿Que te pasó?

-No lo sé, un día desperté con dolor y no se me ha quitado, es muy intenso -hice una mueca.

-Yo conozco algo maravilloso para los dolores así -se levantó.

La miré sorprendida, su reacción fue tan inmediata que no procese todo bien. Ella fue a la cocina y yo me levanté.

-Nolan -salió con unas cosas en sus manos-. Quédate viendo televisión, yo y Lindsay subiremos un momento.

Oh por Dios, mis manos sudaron pero le hice caso omiso, Nolan asintió y la profesora Soto hizo una ademán para que subiera. Entramos a su habitación.

-Siéntate en mi cama -cerró la puerta a sus espaldas.

Mi corazón latió fuerte, mordí mi labio y ella se acercó a mí, eran muy pocas las veces que entre a su habitación. Me senté, tal como me lo pidió y ella estiro mi pierna.

-¿Puedes sacarte los zapatos? -me preguntó mientras dejaba todas las cosas que había traído en la mesita de luz.

Hice lo pedido y me lo saqué, subí mi jeans dejando el tobillo descubierto.

-Empecemos, esta hinchado y un poco morado -dijo mientras lo tocaba suavemente-, pero te aseguro que con esto se te quitará el dolor.

Comenzó a masajear mi tobillo con una crema olor a berrie que me recordaba a cuando era pequeña. Sentía la frescura por el masaje, su tacto hacia que mi piel hormiguera recorriéndome escalofríos por todo el cuerpo, lo más difícil de todo era disimular. Luego puso un paño caliente en mi tobillo.

-Es un paño que trajo mi abuela desde el sur de México, me ayuda mucho cuando tengo dolores, es grandioso.

El calor era cada vez más intenso provocándome temor de hasta qué punto llegaba.

-Recuéstate y relájate, tendrás que estar así unos minutos -acomodó almohadas a mis espaldas y me recosté.

-Gracias -le dije.

Ella se arrodilló en el suelo a lado de la cama quedando su rostro a la altura del mío. Sonreí nerviosa, su mirada se fijó en la mía y volví a morder mi labio.

-¿Por qué estas nerviosa? -me preguntó.

Mi pulso aceleró y mis manos temblaron pero las escondí lo suficiente para no ser vistas.

-¿Por qué lo dice? -sonreí segura, pero más parecí nerviosa.

-Tus manos tiemblan -deslizó sus manos por la cama, hasta llegar a mi mano derechas, la tomó con ambas manos-, estas fría.

Stay With Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora