Capitulo 4. Logan Haynes

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Capítulo 4. Logan Haynes:

—¡Nolan! ¿Qué haces? —grité. Sentía demasiada impotencia en mí.

Me acerqué a él y le quite el bolígrafo, mire la pared y supe que estaba en problemas, habían garabatos por una gran parte de la pared. Mire a Kent y este sonrío nervioso. Rodé los ojos y me levanté. Tome a Nolan del brazo y lo lleve al sofá, lo senté ahí, prendí el televisor y él sonrió satisfecho.

—Te quedarás aquí tranquilo viendo televisión mientras yo arreglo tu lío. ¿Me oíste?

Él asintió y mordió su labio riendo.

Me acerqué a Kent y lo mire exhausta.

—¿Que haremos Kent? —le pregunté.

—¿Que te parece si yo voy a comprar una pintura y tú te quedas con Nolan? Además puedo traer algo para el almuerzo.

—Está bien, anda y no demores, por favor! —supliqué.

Él asintió y salió de casa casi corriendo, volví a mirar la pared y cerré mis ojos con fuerzas mientras maldecía por dentro. Me di media vuelta para ver a Nolan y el no estaba, abrí mis ojos sorprendida y mi corazón se detuvo.

—¡Nolan! —grité para que me oyera— ¿Nolan?

No escuche respuesta, mire a mi alrededor pero no había nada, entre a la cocina y volví a gritar su nombre.

—Vamos Nolan, no es chistoso —subí rápidamente las escaleras y lo busque por todas las habitaciones pero él no estaba.

Hace tanto tiempo no sentía adrenalina, mi corazón latía tan fuerte que lograba escucharlo yo misma. Baje las escaleras rápidamente. Imagine lo peor. ¿Cómo podía ser tan idiota? La profesora Soto iba a matarme.

Busqué en baño de abajo, en la tina, la taza del WC, debajo del comedor, debajo del sillón, dentro del refrigerador, bajo la alfombra. Pero no estaba, en ningún lugar.

Estaba realmente asustada, sentí ganas de llorar, por la desesperación.

Lo había buscado por toda la casa por al menos unos 15 minutos.

Salí al jardín a punto de llorar. Me sentí horrible en ese momento. Mordí mi labio resignada y cuando iba a caer una lagrima escuche una risa, mire a todos lados y lo vi, estaba detrás de un arbusto con un chocolate en su mano con toda su boca sucia mirándome y riendo. Lo odie con todo mi ser pero me sentía tan contenta de haberlo encontrado, que me acerqué a él y lo abracé.

—¿Por que hiciste eso? —pregunte, pero ahora molesta.

Sus ojos se abrieron con temor e hizo un puchero.

—No lo vuelvas a hacer, ¿Esta bien? —dije aliviada.

El asintió, me levanté y entramos a la casa, le lave las manos y la cara, cambie su polera. Le di unas galletas con leche para el desayuno. Ni si quiera mire la tabla con los horarios del día. Nos sentamos en el sillón y a los minutos Kent llegó, llego con pintura blanca para paredes y unas bolsas con comida.

—Hola —dejó las bolsas en la mesa y me miró—. ¿Qué tal?¿Como se ha comportado este niño?

Lo mire nerviosa pero el no lo notó, mire a Nolan y el sonrío.

—Bien —musité.

Decidí omitir lo qué pasó.

—¿Compraste la pintura? —pregunté.

—Si —respondió orgulloso.

(...)

—Espera a que seque luego  —me dijo Kent—. Quedo como si nada hubiera pasado —nos alejamos y míranos la pared—, quedo como nueva.

Stay With Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora