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Capitulo 10. Descargas eléctricas

Capítulo 10. Descargas eléctricas:

"Es imposible quitar de la mente lo que se encuentra en el corazón, por más que intentaba alejarme de ella no podía, el destino quería mantenerme cerca para seguir sufriendo. Su mirada, su sonrisa, esa belleza que me cautivaba cada día más, sentía que iba a enloquecer.

¿Se puede amar tan intenso a alguien que no sabe que lo amas?

¿Se puede enloquecer de amor?

Preguntas que no parabam de rondar en mi cabeza, porqué me enamoré como se enamoro el sol de la luna aún sabiendo que no podrían estar juntos.

Verla todos los días me lastimaba, pero de una manera diferente, verla sonreír me reconfortaba pero saber que no era yo la causa de esa felicidad me dolía. Quería contar las noches en las que soñé con ella despertando con el sinsabor de haberla tenido cerca pero aún así no poder abrazarla. 

Intentaba alejarme pero la desesperación me consumía, aunque me fuera y me alejará, siempre estaría en mi mente, nunca sería mi pasado si no que permanecería siempre siendo mi presente.

Aunque la vida parecía rondar a mi favor ahora, quemarse es otra si trata de tu fuego, porqué jugar con fuego siempre me ha iluminado la sonrisa."

Trabajar hoy no sería lo mismo sin Kent, pero prefirió salir con su nueva "amiga" que acompañarme.

El trato que había hecho con Nolan seguía en pie, se había comportado bien el día de hoy, me impresionaba.

—¿Lindsay? —habló Nolan—. ¿El almuerzo lo hiciste tú o lo compraste hecho? —sonrió.

—¿Que estás tratando de decir? —achique los ojos.

—Hoy estaba rico —desvió su mirada.

—¿Tratas de decir que yo cocino mal? —hice una mueca de ofendida. 

—No, no es eso —hizo una pausa—. Quiero decir que estaba muy rico.

—Está bien, te creeré —puse cara de misteriosa—. Aunque sí, yo cocine hoy.

—Podrías cocinar así de rico más seguido —río a carcajadas.

—¡Que feo! —sonreí—. Cambiaré el tema mejor ¿A qué hora llega tu tía hoy?

—Los martes llega a las cinco y media.

Miré el reloj 5:20, mis piernas temblaron, mi respiración se entre corto. Me levanté del sofá en cuál estaba sentado con Nolan viendo televisión y comencé a ordenar. Después de lo del día anterior, yo mirándole deseosa los labios, no sabía cómo iba a reaccionar.

—¿Que pasa Lindsay? ¿Por qué estas nerviosa? —preguntó.

Nolan siempre se esmeraba en hacerme preguntas incómodas, sé que no lo hace con intención porque es un niño con apenas seis años.

—¿Por que lo dices? Hoy has hecho preguntas indirectas —quise desviar el tema.

—Lo digo porque estás temblando, mira tus manos.

¿Cómo podía ser tan perceptivo?

Miré mis manos y efectivamente temblaban, las escondí tras mi cuerpo avergonzada.

—No es nada —le dije a Nolan—. Sólo me bajo un poco la presión.

Acomodé los juguetes de Nolan en una caja y ordene la mesa llena de dibujos.

A los minutos la puerta se abrió, era ella.

—Si, estoy bien —la miré y estaba hablando por teléfono—. No importa Carol —cerró la puerta mientras yo la miraba atentamente—. Okey, Adiós —colgó el teléfono.