Capítulo 40. Por Las Buenas Amistades

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Capítulo 40. Por Las Buenas Amistades:

(...)

La mañana siguiente despertamos un poco adoloridas, el sol ya iluminaba todo el sombrío bosque, así que nos pusimos inmediatamente en marcha al sector de las cabañas, en el camino nos encontramos a Xavier, nos abalanzamos de inmediato a sus brazos cuando lo vimos, era nuestra salvación.

–Gracias Xavier –Francisca le besó la mejilla cuando ya estábamos en el sector–. Has sido de mucha ayuda.

–Excelente guiador –dice Rosie.

–Muy muy considerado –comenta coqueta Francisca.

–No hay de qué –nos sonrió y se fue.

–Tu no te pierdes una eh –la dio un pequeño empujón Alex.

–Cállate tú –Francisca la miró–. Qué en tus tiempos de soltera no eras tan santa que digamos –le susurró victoriosa.

–Hola chicas –Javiera apreció toda despeinada a nuestro lado somnolienta.

–Hola cariño –Macarena le dio un beso en los labios–. ¿Cómo te sientes?

–Bien gracias, ¿A qué hora saliste de la cama que no te sentí? –preguntó.

–¿Que a qué hora salió de la cama?! ¿Eres idiota o te haces Morena?! –Alex se cruzó de brazos–. Estuvimos toda la puta noche perdidas en el bosque.

–¿Qué? –preguntó Javiera sorprendida.

–Y qué no se olvide que fue por tu culpa Alex –Francisca la apuntó.

–Lo siento, no me di cuenta –Javiera se rascó la cabeza confundida–. ¿Es verdad? –miró a su novia.

–Sí cariño, Alex nos jugó una broma, salimos corriendo despavoridas y después no supimos como volver –explicó Macarena.

–¿Y recién vienen llegando? –preguntó.

–Si... Xavier nos ayudó –Francisca bostezó–. Yo iré a dormir un rato... Siento que un camión me pasó por encima.

–Yo igual voy –ya se me cerraban los ojos solos.

–No olviden que en la tarde vamos al restoran para celebrar –nos recordó Alex.

–Nos vemos mis amores –dijo Rosie tomando la mano de su novia. Ambas se fueron a su cabaña.

Francisca y yo nos fuimos a mi cabaña y nos dormimos casi de inmediato.

(...)

–¿Cómo me veo? –salí de la habitación y le mostré a Francisca el vestido que me había puesto.

–Me fascina –dijo sentada en el sofá comiendo maní–. Volteate...

Hice lo que me pidió, me di una vuelta lentamente modelando el vestido, era color rosa claro, ajustado y corto.

–Lindsay estas del crimen... Yo te llevo a la cama con ese vestido –se mordió el labio y río–. Pero te daré una sugerencia –metió su mano en la bolsa de maní que tenía en sus piernas y se llevó uno a la boca.

–¿Que pasá? –pregunté mirándome en el espejo de la sala.

–Quítate las bragas.

–¿Que? –pregunté riendo.

–No pienses mal –levantó los brazos–. Qué se te marcan con el vestido tan apretado y es mejor que te las quites... Yo cuando uso vestidos así no me pongo bragas porque se marcan.

Stay With Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora