Capítulo 17. Sus padres 2/2-¿Cómo va tu trabajo Maca? -preguntó su madre.
-Bastante bien, siempre me a gustado enseñar y más si es inglés -dijo terminando de comer-. Además es entretenido trabajar en colegios.
-¿En que colegio trabajas? -preguntó su padre, el señor Soto.
Había tratado de mantenerme lo más callada posible durante toda la comida, casi todos habíamos terminado, me sentía bastante incómoda, el aire era tenso y sofocante. La señora Soto sólo me había saludado, no me ha dirigido la palabra en todo este rato ni si quiera me ha mirado, es como si fuera invisible.
-En el colegio ''Spancer'', el colegio Lindsay -mi profesora trato de incluirme.
La señora Soto por primera vez en la mesa me mira sin embargo inmediatamente me saca la mirada de encima.
-¿Cuántos años tiene? -le preguntó a Macarena.
Cuando pensé que me hablaría al fin, me equivoque, preguntó mi edad a otra persona ¿Es broma? ¿Por qué no me pregunta a mi y ya?
-Tiene 17 años, ella es una chica muy dulce y... -la señora Soto la interrumpió.
-¿Tu crees que una niña de 17 años es capaz de cuidar a mi nieto?
-Pues si, la conozco de hace tiempo, es una persona confiable y responsable, es una de mis mejores alum... -la volvió a interrumpir
-Te equivocas -dijo en tono soberbio-, es apenas una mocosa.
Sentí una punzada en el pecho, como si mil navajas me atravesarán el pecho, me bastaba con que me ignorará pero ahora me humillaba.
-Es menor de edad -continuó-, apenas tiene responsabilidades escolares, eso no es nada a cuidar un niño, no está apta para nada.
-Eso lo dices porque no la conoces madre -dijo mi profesora tratando de defenderme.
Pero nada valía, estaba realmente impactada, mis mejillas se tornaron roja por mezcla de la vergüenza y la rabia, sentí ganas de llorar.
Me había llamado mocosa.
Quizás si era menor de edad, pero en unas semanas cumpliría los 18.
-Lo que trata de decir tu madre -agregó el señor Soto-, es que nosotros queremos lo mejor para nuestro nieto y no la conocemos a ella, es sólo eso.
Siguieron hablando como si yo no existiera, miré a Macarena que estaba tan atónita como yo.
Sin aguantar más, me levanté de la mesa provocando un ensordecedor sonido al arrastrar la silla que sobre salto a todos.
-Y además es una sin respeto -dijo la señora.
Rápidamente entré a la cocina y cerré las puertas a mis espaldas, una lágrima cayó a causa del sentimiento de inferioridad que tenía, había sido expuesta de tal manera que apenas me dirigían la palabra, tenía una presión en el pecho y un sabor amargo en la garganta. Se me escapó un sollozo sin quererlo y escuché tocar la puerta a mis espaldas, abrí lentamente para ver el rostro de Macarena.
-Lindsay -su voz era ronca.
Abrió la puerta de par en par y suspiró agotada y culpable.
-Ellos ya se fueron -dijo e inmediatamente se escucha el motor andar a las afueras de la casa, no pensé que llevará tanto tiempo en la cocina como para que les alcanzará a retirarse de la mesa y salir-, no se que decirte, disculpame, de verdad.
Se acercó a mi, secó un lágrima de mi rostro con su pulgar cálido y reconfortante.
-Lo siento tanto, ellos son así -cerró los ojos con fuerza expresando la rabia que sentia-. Yo sabía que esto no iba a funcionar -levantó la voz.
-No te preocupes -mordí mi mejilla-, da igual.
-No, no da igual, no quiero imaginar como te sientes -tomó mi brazo y me aferró a ella conformando un abrazo.
Nolan apareció a las espaldas de su tía, cabizbajo y con un puchero en la carita.
-La abuela me ha dicho que ya no parezco un superhéroe -farfullo.
Nos separamos y mi profesora río, tomó a Nolan en sus brazos y le acaricio el cabello.
-Tu sabes como es la abuela, no le hagas caso.
(...)
La tarde había sido aburrida, vimos una película los tres, yo aún con el sentimiento de angustia, Nolan con cara de perrito y Macarena con culpabilidad. Luego de la película Nolan fue a su cama y se durmió.
-Vamos al jardín trasero, necesito aire después de lo de hoy -Macarena se levantó de del sofá.
Salimos por el gran ventanal del la sala, la noche era helada pero el viento era secó y áspero como la sensación que tenía por dentro.
El jardín estaba colorido, la fragancia a claveles me invadía, tan pletórico de alegría que me traspasaba la piel.
-¿Te gusta? -ella preguntó, me tomó por sorpresa, su voz era como un cántico para mis oídos.
La Luna iluminaba su rostro, tenía una sonrisa de oreja a oreja, tan típico de ella que me preguntaba cada vez que la veía como podía hacer eso, contagiarse la alegría con tan sólo mirarte.
-Es hermoso -me refiero al jardín aunque no le quitaba la mirada encima.
-He trabajado harto en él -se acerca un poco y su volumen de voz disminuye.
Siento cada vez más calor en el pecho, olas de luz que choca y se rompen haciéndome creer que estoy flotando, el olor del jardín se mezcla perfectamente con mis otros sentidos, la mejor vista que he podido tener, el mejor sentir de su mirada como llama encendida que me quema, pero es una ardor grato, y lo mejor de todo el sabor, el sabor de sus labios en los míos como si estuvieran hecho el uno para el otro, como dos piezas destinadas a nunca separarse. Por un momento me pregunto si alguien nos estará mirando, y si ese alguien que nos mira podrá ver como las raíces de nuestras almas se entrelazan bailando al compás de nuestro labios, me pregunto si podrá oír los latidos de mi corazón que golpean tan fuerte mi pecho, me pregunto si podrá sentir a nuestros corazones clamando no separarse jamás, me pregunto si podrá saborear como la miel se derrama en mi boca y me pregunto si podrá oler el clavel que poco a poco se convierte en mi flor favorita deseando no olvidar está escena jamás.
Nos separamos para respirar un poco del aire que se ha vuelto más fresco que antes, y me pregunto si es el aire que a cambiado o soy yo quien cambio después de este beso apasionado.
-Puedo quedarme contigo esta noche -las palabras se escapan por sí sola de mi boca.
Bastó para escuchar el «me encantaría» proveniente de sus aromoniosos labios para volver a besarla.
N/A:
Bueno, aquí está la segunda parte
Espero que haya sido de su agrado
Un beso enorme para todos y millones de gracia
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Stay With Me ©
Teen Fiction-Claro profesora Soto -dije nerviosa-. Nosotros cuidaremos de su sobrino, ¿No es así Kent? -Si, por supuesto -respondió mi amigo seguro. -Entonces cuando salgan de vacaciones empiezan. El lunes -dijo firme-. Muchas gracias chicos, no se como agradec...