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Capítulo 38. Yo Nunca Nunca

Capítulo 38. Yo Nunca Nunca:

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Nos encontrábamos Rosie, Francisca y yo, tomando desayuno. Luego de la confesión en el muelle, paseamos un rato por el gran bosque, conversando y riendo. Cuando volvimos al sector Rosie estaba despertando, así que fuimos al comedor común para comer algo.

–Tía... Tienes tantas historias en esa cabeza –Rosie le dice a Francisca, luego de que nos contará una que otra anécdota graciosa.

–Tu sabes que siempre me pasan cosas –Francisca se lleva un queso a la boca.

No habíamos vuelto a tocar el tema, Francisca volvió a ser esa chica alegre y divertida de siempre.

–Buenos días –se asoma a nuestro lado Alex, refrgandose los ojos y bostezando.

–Buenos días amor –dijo Rosie, Alex se sienta a su lado y se besaron.

–¿Que hacen despiertas tan temprano? –preguntó.

–No teníamos sueño –respondió Francisca.

–Deberíamos haberte despertado Alex –dije achicando los ojos–. Para joderte igual que tú ayer –le sonreí.

Ella abrió la boca ofendida.

–A las 8 de la mañana jodiendo está mierda! –Francisca frunció el ceño recordándolo.

–Son unas rencorosa de la puta madre! –dijo Alex fulminando con la mirada.

–Yo mañana te despierto temprano –le advertí.

–Que rencorosa Lindsy Lin –rodó los ojos.

Ella fue a buscar su desayuno y se sentó en la mesa. Minutos después llegó Javiera, se me hizo un nudo en la garganta. Me puse nerviosa, me comenzaron a sudar las manos, todas las imágenes de la noche anterior se me vinieron en la cabeza, me sentí culpable, jamás pensé que haría algo así.

Francisca notó mis nervios.

–¿Cómo estás morena? ¿Ya te sientes mejor? –le preguntó Rosie.

–Si, ya estoy mejor... Al fin –se sentó.

–Te pasa por comer tantas porquerías –la regaño Alex.

–¿Y Macarena? –preguntó Francisca.

Escuchar su nombre me revolvió el estómago.

–Se está bañando, ya viene... Tengo tanta hambre –hizo un puchero–. No he comido más que una jalea en 1 día entero! 1 día! –Javiera se quejó.

–Eso es mucho sin comer para ti –asintió Alex.

Macarena entró por el comedor, su cabello mojado le caía por los hombros, sonriendo como siempre, resplandeciente. Bajé la mirada avergonzada.

Ella fue a buscar los desayunos, le trajo uno a Javiera.

–Fíjate en lo que comes cariño –Rosie le dice sutilmente.

–Claro –Javiera comió rápidamente un pedazo de fruta y lo saboreó–. Mierda.... Extrañaba tanto comer.

–Buenos días –Macarena se sentó frente a mí, la evite nerviosa.

–Buenos días! –respondimos todas, hasta yo. No quería que se notará nada extraño.

–Buenos días mi bebé –Javiera se acercó a ella y le estiró la trompa.

Ambas se besaron, en un tierno y esponjoso beso.

Me sentí estúpida, idiota e imbécil.

Tenía ganas de romper en llanto ahí mismo pero lo disimule sacando mi teléfono y revisando algunas cosas. Francisca me tomó la mano por debajo de la mesa y me sonrió triste, le respondí de la misma manera.