Capítulo 15. Londres

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Capítulo 15. Londres:

-Apurate Kent -le agarré el brazo y lo arrastré.

-Realmente no te entiendo Lindsay -fruncio el ceño.

-¿De que hablas? -dije caminando de la mano de Kent para que se diera prisa en mover esos pies.

-El jueves saliste como una loca de la casa de nuestra profesora, sin despedirte ni nada, y hoy quieres llegar lo antes posible -se detuvo en seco con los brazos cruzados mirándome fijamente-. No me has contado lo que te paso ese día -movía el pie de arriba hacia abajo como una padre enojado.

-¿Contarte que? -hice como que no me acordaba lo que había pasado, ese magnífico beso.

-No me has contado lo que te paso -repitió-, cuando saliste enloquecida de la casa, como si hubieras visto un fantasma.

Había visto algo mucho mejor que un fantasma.

-No me paso nada -desvíe la mirada-, sólo me sentía mal, además yo no te debo explicaciones y menos a ti, que tampoco me has contado lo que pasa con tu noviecita -seguí caminando y el me siguió.

-Pues, en eso tienes razón, pero no te he contado por que no tengo tiempo.

-Desde que estas con ella no tienes mucho tiempo al parecer -entrecerre lo ojos un poco celosa-. Ya, vamos cuéntame que paso.

-Salimos casi todos los días de la semana pasada, ella es hermosa -sonreímos los dos-, es tan perfecta, ya nos dimos unos cuantos besos y esas cosas, y ayer me dijo que yo le gustaba, era tanta la emoción que casi me puse a saltar ahí mismo.

Yo mordí mi labio riendo, era el amigo más perfecto que alguien podría tener.

-¿Y ella te gusta a ti? -pregunté tratando de sacarle toda la información posible.

-Claro que si.

-Algún día de estos me debes presentar a esa chica, y recuerda que no me puedes olvidar a mi -reí.

-Claro que no mi Lindsy celosa -me abrazo por la cintur-, tu sabes que siempre serás mi favorita.

Seguimos caminando por las frías calles hasta llegar a la casa de Macarena, preparándome para entrar y volver a sentir esa extraña sensación en el estómago, como si algo me devorará por dentro, como si el estómago se me saliera por la boca.

Entramos sin pedir permiso ya que la casa parecía estar vacía, no había ningún sonido, todo en completo silencio. Cerramos la puerta a nuestras espaldas y nos miramos extrañados.

-¿Aló? -dijo Kent pero no hubo respuesta.

Me quité el abrigo y lo dejé en el perchero, me extrañaba que no hubiera nadie en casa, eso no era común.

Nos dirigimos a la cocina para ver si alguien estaba allí, pero no había ni rastro de nada, no quise subir la escalera y ver en la planta de arriba para no parecer una entrometida por lo que decidimos quedarnos ahí unos segundos, parados atentos a cualquier movimiento. Sin embargo no bastaron unos minutos para escuchar un extraño sonido, como el de una lata arrastrarse, impresionados siguiendo el sonido que nos llevó hasta la sala del lavado abrimos la puerta lentamente, para encontrarnos esta sala completamente blanca, la cerámica en el suelo y paredes, todo estaba tal cual como siempre sin contar a Nolan todo lleno de pintura roja sentado en el suelo pintando las paredes con lo dedos.

-¡Nolan! -está vez fue Kent quien reaccionó.

Yo estaba totalmente impactada, mirarlo con toda esa pintura que estaba por todos lados, desde el pelo hasta la punta de los pies que parecía una especie de asesinato con la fuerte pintura color rojo, mientras me aguantaba la risa trataba de no pisar la pintura que se esparcía rápidamente por el piso.

Stay With Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora