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Capítulo 53. Queque De La Amistad

Capítulo 53. Queque De La Amistad:

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Tomé una bocanada de aire y toque la puerta 2 veces.

Segundos después, Francisca apareció, llevaba el cabello un poco despeinado y los ojos hinchados, estaba recién despertando.

–Hola Fran, ¿Podemos hablar? –pregunté.

–No tengo ganas de hablar –dijo con la voz ronca, iba a cerrar la puerta pero la detuve.

–Te traje queque (bizcocho) –le mostré el tupper en mis manos.

–Más vale que esté rico –levantó las cejas.

–Lo hizo Macarena –le sonreí.

–Pasa –abrió la puerta dándome espacio para entrar.

–Gracias cariño –dije feliz.

Ambas nos dirigimos a la sala.

–Acabo de despertar de una siesta, estudie toda la tarde –dijo con el semblante triste–. Dame tengo hambre –me quitó el tupper de las manos.

–¿Cómo va la universidad? –pregunté.

–Mucho estudio –rodó los ojos mientras se llevaba un bocado–. Mmm esto está exquisito.

–Fran yo venía a pedirte disculpas –me acerque a ella y me senté en el sofá–. Dije cosas que te lastimaron y me siento muy mal.

–Pero tenías razón –se sentó a mí lado.

–¿De qué hablas? –pregunté.

–No sé qué quiero con mi vida Lindsay, no puedo tomar una desicion... Me siento a la deriva –resoplo.

–No digas eso Fran... Aún nos queda mucho por vivir, muchos errores por cometer.

–Tienes razón, de todos modos no debí hacer eso con la Señora Barrymore, es tu madre –se encogió de hombros.

–De eso he venido hablar, descubrí que mi madre es lesbiana y que algo que le pasa contigo... Yo no debo entrometerme en su vida, sin embargo te pediré que seas muy cuidadosa, que primero estés segura tú y luego vayas por mi mamá –levante las cejas–. Que no la lastimes, que la protegas.

–¿Hablas enserio? –dijo emocionada.

–Sí, sí la quieres... Ve por ella –le sonreí.

–Ay cielo estoy muy feliz! Tu mamá está muy caliente Dios... Pero no es por eso que me gusta eh –rió pícara–. Es una buena persona... Como tú.

–Mi madre es un ángel –arrugue la nariz.

–Y yo puedo ser su diabla –me guiño un ojo.

–Por Dios Francisca! No quiero saber –dije tapandome los oídos.

–Oye... Quiero preguntarte algo serio –dejo de sonreir.

–Claro dime –asentí.

–¿No te afecta que yo intente algo con tu madre después de que nosotras follamos en mi bañera? Te lo quiero preguntar directamente porque no quiero que haya ningún inconveniente entre nosotras dos –me explicó.

–No hay inconvenientes cariño –aseguré–. Aunque esa noche fue un complot –la apunte con mi índice–. Fingiste estar borracha para acostarte conmigo.

–Y tu te dejaste llevar... Así que no me vengas a culpar a mí –ambas sonreímos–. Fue una buena noche –me guiño un ojo.

–Estúpida –le di un pequeño empujón.