Dan & Phil One Shots

Duerme en el suelo

Empaca un cepillo de dientes, querido, empaca tu camisa favorita.
Toma una ficha de retiro, saca todos tus ahorros

–Jamas había sentido esto.

Puede que no lo logremos. No nací para ahogarme, cariño, vamos.

Daniel estiro sus manos, palpando en el asfalto hasta tomar la mano de el chico a su lado, la llevo a su pecho y la presiono.

–¿Puedes sentir el latido de mi corazón?

Dan abrió sus ojos de uno en uno, para encontrar a aquellos hechos de cristal de color azul.

Olvida lo que dijo el padre brennan, no nacimos con pecado.

–¿Por que va tan rápido, Dan?

–Siento que te amo y sólo a tu lado soy feliz. Como si fueras mi única razón para sonreír.

Deja una nota en tu cama; hazle saber a tu madre que estas a salvo.Y para cuando se despierte ya habremos pasado todo el estado, habremos pasado la noche, querido, vamos.

El chico de ojos azules enmarco una suave sonrisa, esta vez fue el quien sostuvo la mano de Dan, llevandola hasta sus labios para darle  un beso, pero sin dejar de ver dentro de los ojos maravillosos ojos de Dan.

–Te amo.– Le dijo Phil apretando fuerte la mano del moreno, con tanta fuerza para dejarle claro sus palabras pero no tanta como para lastimarlo.– Estamos huyendo, mi amor, ya nos vamos de aquí.

Si el sol no brilla en mi hoy...Y si los trenes se hunden y los puentes se quiebran
¿Te rendiras y enterraras tu tumba o te levantaras de tu mal dia?

–¿Vamos  a ser felices, Phil?

–Si. Te voy a hacer llorar, de felicidad, y tendemos una familia.– Respodió Phil mirando al cielo azul con un brillo especial, el siempre quiso escapar, siempre quizo llevarse a Dan con él y demostrarle cuanto lo amaba.– Una gran familia, Dan. ¿Qué piensas de eso?

Y cuando miramos afuera, no pude ni siquiera ver el cielo.
¿Como pagas la renta¿ ¿Son tus padres o es trabajo difícil, querido, aguantando la atmósfera? No quiero vivir así.

–Yo pienso.. Que iría hasta a el infierno contigo. 

Si el sol no brilla en mi hoy...Si los trenes se hunden y los puentes se caen...

–¿Estas seguro? Puedes volver si quieres, pasaremos hambre y desgracias, malas noches e insomnios pesados.

–Pero es que todo eso ya lo he vivido, contigo será al menos divertido.

–No sabes de lo que hablas.

Jesus no me podrá salvar esta noche.

–Nos vamos al infierno, Phil.

–Deja de decirlo de esa forma. Viniendo de ti no suena literal.

Ponte tu vestido, si, ponte algo bonito.

–Vamos a vivir de verdad, Dan. Vamos a... Comprar una casa, y tendremos perritos.

–¿Perritos? – Preguntó Dan, levantando sus cejas con una tierna y pequeña sonrisa de felicidad, acariciando las manos de Phil.

–Y  tendremos tres hijos. 

Dan soltó una carcajada leve. Tenía solo 19 años, Phil 24.

Decide por mi, si, decide por los dos.

–... Y cuando ellos crezcan nos visitaran.

–¿Los perritos?

Phil fulminó a Dan con la mirada. 

–También los perritos, Dan.– Contestó Phil, que en ese momento se movió, se sentó y se acercó a Dan, agachado para depositar un cálido beso en la frente de su amado.– ¿Quieres hacer esas locuras conmigo?– Le pregunto acariciando el castaño cabello.

–Sólo quiero poder despertar cada día contigo y que me borres la tristeza con tus labios. 

–Vamos a ser eternos.

Empaca un cepillo de dientes, querido, empaca tu camisa favorita.
Toma una ficha de retiro, saca todos tus ahorros.

Porque si no nos vamos de esta ciudad.
Puede que no lo logremos.