Capítulo 5.

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Mis ojos se cierran mientras espero el autobús número veintitrés, me levanto, no porque venga el autobús, sino porque estoy cabeceando, me golpeo las mejillas e intento pellizcarme el brazo. Volteo a todas direcciones porque siento raro haciendo esto, por suerte nadie se percata de mí, ni mucho menos de lo que hago.

El autobús llega a la misma hora de siempre, a las seis quince, al subirme me percato de los escases de personas, incluso hay menos que otros días, me dirijo al mismo lugar de siempre, al último junto a la ventana, me coloco los audífonos y empieza mi lista de reproducción, la canción que elijo escuchar es Shake It Off, en especial una versión al español, no sé porque, pero las versiones en español a veces me gustan más.

Pasan unas cuantas canciones, y unas pocas paradas y lo logro ver, su rostro me hace ver el día más brillante, suena en este momento la canción de Blank Space, en la versión al español, diciendo "Oh mi dios, que lindo es". Y le doy el crédito de verdad a este momento.

Me ve y me saluda con la mano, me apresuro a quitarme los audífonos y guardarlos en el bolsillo de mi pantalón. Se acerca con la mirada fija en mí y se hace evidente mi sonrojo, esta vez no se sienta unos asientos más adelante del mío. Se sienta a mi lado y me dedica una sonrisa, tengo la mano en la barandilla del asiento de enfrente y veo como su mano busca la mía. Me sonrojo y la quito de inmediato.

- ¿Qué pasa? – Parece preocupado.

-No nada – Miro hacía la ventana – Sólo que el clima está muy helado y mis manos están frías – Intento que suene lo más sincero posible.

-Pues si tienes razón – Frota sus manos exhalando en medio de estas, me mira de reojo – Las mías no están tan frías – Extiende una de sus manos hacía mi – Tócalas –

Extiendo la mano y toco la palma de su mano, aparte de sentirse varonil pero suave esta tibia, cierra sus dedos en torno a mi mano y no la suelta. Me pongo rojo, pero no entiendo por qué no pongo objeción. Con la mano que le queda libre (la derecha) veo que saca su teléfono de su chaqueta y con este vienen unos audífonos.

-Quiero que escuches esta canción –

-Está bien – Con la mano que tengo libre (la izquierda) me estiro y me acomodo en la oreja derecha el audífono.

Veo como él se lo acomoda en la oreja izquierda, cierro los ojos esperando una canción fuerte, un ritmo electrónico o algo parecido, pero no lo es. Se escucha que es claramente editado por computadora, pero son sonidos de pianos y de violines, se escucha una dulce melodía que me puede relajar.

Cuando se acaba (que fue pronto) lo volteo a ver y él tiene una pequeña sonrisa de satisfacción en el rostro.

- ¿Qué fue todo eso? – Sonrió al verle la cara.

-Fue una obra propia –

- ¿La hiciste tú? –

-Si – Veo como se acomoda mejor en el asiento para verme y sin soltarme de la mano – Grabo todo lo que toco en el piano, e igualmente en el violín, y lo edite en mi computadora –

-Es impresionante, te esforzaste bastante –

-Lo hice, y no se lo muestro a cualquiera –

Me sonrojo y le sonrió. El autobús parece ir lentamente en el tiempo, siento cada movimiento que hace su mano que sigue sujeta a la mía, mis impulsos de zafarme de esta se han esfumado, y Theo tampoco parece importarle. Cuando inconscientemente levanto la mano, y me llevo la suya conmigo.

-Mi mano se está acostumbrando a la tuya – Me dice en tono meloso y lindo.

Me sonrojo y sonrió levemente.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora