Capítulo 29.

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Tan pronto como un parpadeo llego el día de navidad, la sala ya estaba adornado con todo tipo de cositas de la época. Se encontraban santas colgados por cuerdas, renos de los cuales destacaban con sus narices brillosos, y destacando de casi todo, en la esquina de la sala se veía un pequeño nacimiento, con las figuras de los reyes magos, la virgen, san jose y el niño Jesús, y sobre este, un ángel que simboliza la estrella de belén.

Son las once de la mañana cuando mi mamá me pide que ya me meta a bañar, que mis tíos y primos llegaran pronto, y conociéndolos lo harán.

Rápidamente entro al baño y me doy una ducha que, según yo, parece durar horas y horas. Cuando salgo mi mamá parece estar pelando las manzanas para el postre.

– Espérame, no empieces sin mí – Digo con una sonrisa cuando me dirijo a mi habitación.

Me cambio velozmente ya que tenía prepara desde ayer la ropa que me pondría, y cuando salgo de mi habitación veo a mi mamá un poco más nerviosa de lo normal pelando las manzanas.

– ¿Qué te pasa? – Dice con una sonrisa tranquila.

Tomo otro pelador y empiezo a ayudarla con su travesía de pelar la fruta, esto es como una tradición. Unos quince minutos después de haber empezado suena el timbre de la puerta, y después golpes en esta, mi mamá se levanta un poco asustada y me mira nerviosa.

– ¿Puedes ir a atender tu hijo?, yo no me he cambiado –

– Si mamá –

Dejo el pelador y la manzana en la mesa mientras bajo hacía la puerta que da a la calle mientras mi mamá entre precipitadamente en su habitación, a través de la puerta se pueden escuchar los murmullos y quejas de mis tíos, los más puntuales. Abro la puerta y me encuentro con una señora de rostro relajado, cabello negro hasta los hombros y piel blanca, la hermana de mi mamá.

– Hola hijo – Dice abriendo los brazos y abrazándome – ¿Y tu mamá? –

– En su habitación arreglándose, hola tío – Mi tía se separa de mi dejándome ver a mi tío, un hombre alto de piel morena, cabello y bigote canosos y con una sonrisa que parece eterna.

– Hola – Me da un apretón de manos y un abrazo fuerte y unas palmaditas en la espalda – ¿Ya está la cena? – Dice mi tío entrando a la casa.

– Hay Juan, obvio no, es muy temprano – Dice mi tía quien volteo a vernos.

– Lo se Lore, sólo comentaba – Le contesta mi tío sin perder la calma.

Subimos las escaleras y damos la vuelta en el pequeño patio que tiene mi mamá en donde se encuentra su pequeño jardín, y en la entrada de la sala se encuentra esta con una de sus mejores ropas.

Mi tía nos ayuda con el pelado de las manzanas, mientras mi tío arremete con el control de la tele y empieza a divagar por los canales.

Mientras empiezo a cortar los trozos ya pelados de manzana vuelve a sonar el timbre y mi mamá me mira como si suplicara que yo vaya, y no reniego. Cuando vuelvo a abrir la puerta me encuentro con uno de los hermanos de mi mamá, estatura media, cabello negro corto, piel morena y un rostro cansado pero calmado.

– Hola hijo – Dice apretándome la mano con fuerza y dándome palmadas en la espalda.

– Ya Rosalio, lo lastimas – Aparece su esposa por detrás, cabello negro crespo, con piel blanca inmaculada y un cubre bocas, mientras sus ojos se posan en mi tío en mi por detrás de sus anteojos delgados.

Detrás de mi tía aparecen mis primos, a quienes abrazo con mucho cariño, ya que me crie con ellos como mis hermanos, aunque últimamente no nos hemos visto, la mayor, que destaca por su saco amarillo mostaza, rostro sonriente y sonrosado, cabello perfectamente peinado en una coleta y una sonrisa gigantesca; el más joven, el único hombre entre dos hermanas, más alto que estas, cabello negro corto y un rostro que podría hacerse pasar por el de mi tío, y por último la del medio, parece desencajar entre la familia, rostro con forma de corazón, una sonrisa que me recuerda a la de su hermana, cabello corto de color castaño rubio, la abrazo con fuerza y cierro la puerta cuando ya han pasado.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora