Capítulo 31.

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Me levanto con un respingo y miro a la pared junto a mi cama, la contemplo mientras la realidad me arrastra lentamente. Siento un poco de frío y un sueño profundo me reclama todavía, acaricio la almohada pensando que todo ha sido un sueño, que me levantare y que resultara que todavía es navidad, que Theo no ha regresado. Hasta que noto una respiración en el cuello y volteo rápidamente.

Encuentro con su rostro pálido recién levantado, con una sonrisa que enseña por poco los dientes y unos ojos entrecerrados, pienso que está dormido hasta que se acerca y me da un beso en los labios.

– Buenos días – Dice con voz relajada.

– Estas aquí – Mi voz se escucha cansada, como si hubiera corrido un maratón, pero con un tono soñador.

– Así es – Me responde con una sonrisa grande.

– Pensaba que había sido un sueño – Desvió la mirada cohibido.

– Esto es un sueño, cada segundo contigo es un sueño – Me acaricia la mejilla y me da otro beso en los labios.

Me siento en la cama tallándome los ojos mientras él se levanta y se estira, me acerco al borde de la cama y lo abrazo por atrás, el acaricia mis manos y se sienta, huelo su cabello, acaricio la parte delantera de su cuerpo mientras el empieza a estirar sus manos hacía atrás y acaricia mis piernas con serenidad.

– Vamos a desayunar – Digo mientras me aparto y me levanta.

Ahora es el que me toma por la cintura y me sienta en sus piernas.

– Pase mucho tiempo lejos de ti – Acaricia mis brazos mientras me susurra al oído – Merezco al menos unos segundos más cerca de ti –

Sonrió y me acurruco en sus piernas. Al ver como una paloma parecía a punto de chocar con la ventana me levanto y salgo a la sala. Veo que la sala está limpia, me asomo a la cocina y veo que igualmente esta está limpia.

– Mamá – Grito y veo cómo sale Theo abrochándose el pantalón.

– ¿Ya viste en su cuarto? – Pregunta Theo señalando la habitación con el pulgar.

Camino rápido y abro lentamente la puerta, no está mi mamá y la cama esta tendida perfectamente, me asomo al pequeño jardín y tampoco está, voy a ver a la azotea e igualmente está sola.

– Mira – Dice Theo cuando me ve bajar de las escaleras de la azotea – Una nota de tu madre –

La tomo y la leo con velocidad, en la nota mi mamá proclama que ha salido con mi tía, que no tardara mucho, y que puedo hacer de desayunar sin esperarla.

– Qué raro, tu mamá parece desaparecer cuando estoy contigo –

– Casi siempre desaparece – Lo miro sonriente – Pero sé que está bien –

Me sonríe pícaramente.

– Ahora... – Lo miro con los ojos entrecerrados.

– ¿Ahora? – Pregunta desconcertado.

– Quítatelos – Con el dedo índice señalo su pantalón – Era broma... ¡Era broma! – Repito alarmada mente cuando veo que lo está haciendo.

– ¿Por qué?, Estamos solos, a nadie le molesta –

No contesto nada, la verdad es que siento como si nuestros cuerpos se proclamaran el uno al otro, mi mente dice que lo quiero hacer mío, pero me controlo. Dejo que se lo quite y lo ponga junto al sillón.

Me dirijo a la cocina decidido a preparar el desayuno, encuentro lo necesario para hacer unos Hot Cakes, y sigo las indicaciones para hacer los necesarios para dos personas; A la mitad del procedimiento Theo me interrumpe y me da un beso en los labios y me pide que ahora el cocine, lo veo recargándome en la barra de la cocina.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora