Me levanto con un respingo, con los ojos enterrados en la bruma del sueño veo difuminada la habitación, abro los ojos lo más que puedo para poder notar mejor el reloj que está cerca, son las ocho de la mañana, desde que me dormí pasaron cinco horas, al menos estoy descansado, cierro los ojos, pero es imposible intentar dormir otra vez, a los pocos segundos de cerrar los ojos los vuelvo a abrir de golpe.
Miro con una expresión perpleja el techo de mi habitación, lo recorro por las cuatro esquinas hasta que decido no volver a dormirme, miro por la ventana y me siento en el borde de la cama, veo el bulto en mi cama y como se eleva con cada respiración de la persona bajo las sabanas, acaricio su silueta lentamente pensando en el año que se acerca lleno de aventuras. Veo como mueve su brazo y deja al descubierto su rostro, con sus ojos mostrando señal de querer despertar; Me acerco lentamente recargándome en mis codos y plantándole un beso en la mejilla, sus ojos se abren un poco más y me dejan ver sus ojos color miel.
– Iba a pedir cinco minutos más, pero... – Da un largo y perezoso bostezo – Con un nuevo día contigo no quiero perder ni un minuto – Se levanta un poco más hasta que se recarga en su codo izquierdo y me toma de la mejilla, me acerca y me da un beso en los labios.
Se quita las sabanas y yo retiro la mirada evitando ver su reacción natural ante toda una noche de contacto con la piel. Sus manos acarician toda mi espalda y me enderezo sintiendo el cosquilleo por todo el cuerpo.
– Acuéstate conmigo un rato más –
– No – Digo como si fuera un puchero – Si me acuesto me dará sueño, prefiero levantarme y darme un baño –
Se levanta soltándome y lo veo con una sonrisa.
– Me apunto – Lo veo con un brillo en sus ojos y con aquella sonrisa coqueta.
– Ni lo sueñes – Tomo una de mis almohadas y le doy en la cara.
– ¿Por qué? – Pregunta tomando la almohada – Ya somos pareja –
– No porque seamos pareja significa que podremos escudriñar aún más en nuestras intimidades, tú mismo dijiste que no me obligarías ni nada –
– Lo sé – Veo que su sonrisa coqueta se hace un poco más pequeña – Pero eres mío – Me abraza con fuerza y siento su piel en contacto con la mía.
– Eso si no – Levanto el dedo y él lo muerde con los labios – ¡Dobby no tiene amo!, ¡Dobby es un elfo libre! –
– No eres mío, pero al menos déjame ser tu siempre – Dice poniendo más énfasis en la última palabra, volteo a verlo y me planta un beso en los labios.
– Me voy a bañar – Digo cuando nuestros labios se separan – No insistan en bañarnos juntos – Le corto cuando presiento que lo va a proponer.
Se deja caer en la cama, me levanto y saco la ropa que me voy a poner después de la ducha, la aprieto contra mi cuerpo y me dirijo al baño.
El agua acaricia mi cuerpo delicadamente, miro la regadera y como el agua sale disparada. Cierro rápido la llave y tomo mi toalla, me seco primero la cabeza lo más rápido que puedo, luego me seco el resto del cuerpo y me pongo la ropa.
Cuando entro a mi cuarto veo a Theo poniéndose la camisa, me acerco con sigilo y miro por la ventana, el aire me golpea alborotándome el cabello. Los pasos me advierten que Theo se acerca, lo miro de reojo y está a escasos centímetros de mí.
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Sólo Una Oportunidad. [Completa]
Romansa¿El amor puede ser correspondido? ¿Los momentos en el autobús pueden ser inolvidables? Johnny es un chico de diecisiete años, quien está a punto de terminar la preparatoria, y con deseos y sueños de seguir estudiando, llegará alguien que le c...