Capítulo 28.

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Cuando termina con el ultimo verso de la canción estoy mordiéndome un dedo y tengo los ojos llenos de lágrimas, me mira con curiosidad y desconcierto.

– ¿Tan mal estuve? –

Niego con la cabeza al no poder formular alguna palabra sin soltarme a llorar por completo; deja la computadora en la cama y se acerca a tomar el teléfono.

– ¿Te gusto? – Asiento con la cabeza alegremente – ¿Enserio? – Vuelvo a asentir al no poder pronunciar otra palabra – Dímelo, quiero escucharlo de tus palabras – Veo el brillo en sus ojos y no puedo evitar hacerle caso.

– Me ha encantado – Digo y en el acto las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas – Maravilloso, fantástico – Con la manga de la camisa me seco las lágrimas y me obligo a no seguir con esta exhibición que me avergüenza.

– Me alegro que te haya gustado – Dice mientras veo que ahora son sus ojos los que empiezan a mostrar lágrimas.

– ¿Por qué lloras? – Pregunto mientras mis ojos vuelven derretirse.

– Porque tu llora, y quisiera estar a tu lado para poder secar esas lágrimas, para poder calentarte con mi amor –

Siento como un gran dolor rasguña mi corazón y me hace soltar más la catarata que se forma en mis ojos sin pensarlo. Me muerdo el interior de la mejilla regañándome que si demuestro más el dolor el sentirá lo mismo, y yo no quiero que la sufra como yo.

Me seco las lágrimas y adopto un porte alegre y seguro de mí mismo.

– Pronto lo harás – Digo en un tono soñador.

– Lo sé – Me mira con sus ojos rojos y veo como su labio inferior empieza a temblar.

– Deja de llorar – Le digo en un tono de regaño que me hace recordar en algo a mi mamá.

– Lo hare – Pone su mano en su frente al estilo de saludo militar.

Me recuesto en mis brazos y me le quedo viendo, como sus ojos brillan intensamente y su sonrisa deja de temblar.

– Podría contemplarte todo el tiempo – Digo con toda la sinceridad posible.

Sonríe nerviosamente y se recuesta boca abajo en la cama y se me queda viendo con el mismo brillo, pero con tono soñador. Me dedica una que otra sonrisa y yo me oculto entre mis brazos tratando de evadir por un momento su mirada.

– Me encanta cuando te pones nervioso –

– ¿Nervioso?, ¿Yo? – Exagero un poco en el tono de la pregunta.

– Si tu – Sonríe nuevamente – Sólo veo a un chico a través del teléfono, y que es tan lindo como para dedicarle este tipo de expresiones –

Sonrió y me levanto de la silla al escuchar los pasos de mi mamá en la puerta principal.

– Vuelvo al rato – Dejo el teléfono en la esa sin colgar y salgo corriendo hacía donde se escuchan los pasos lentos de mi mamá.

Me encuentro con una silueta llena de bolsas pero que no es mi mamá, me vuelvo a encontrar con el rostro ceñudo del tipo que importuno hace unas cuantas horas. Con el ceño fruncido, pero con una sonrisa extraña.

– Hola Johnny – Dice con una gran sonrisa.

– ¿Qué haces aquí? – Cruzo los brazos y lo fulmino con la mirada.

– Me ayudo hijo – Mi mamá sale de la parte de atrás del tipo.

– Así es – Dice en un tono que no parece ser suyo.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora