Capítulo 30.

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Lo veo abrir los brazos y me dirijo a ellos, lo abrazo con fuerza sintiendo el tibio tacto de su cuerpo comprimiéndose con el mío, siento como mis ojos parecen derretirse y me separo viéndolo directamente.

– Volviste – Digo alegremente.

– Lo hice – Sonríe radiantemente.

– ¿Cómo? –

– Veras – Adopta una postura un poco seria y lo veo directamente – Hace dos días, cuando ese tipo me colgó – Trago saliva al verlo mirarme de reojo, pero sin abandonar una ligera sonrisa – Pensé que sería bueno pasar la navidad contigo... Como lo prometí – Me mira y distingo, aun en el anochecer, el brillo en sus ojos – Lo tenía planeado casi desde que me fui, sólo que no quería decirte, y mi familia acepta que yo viniera – Señala con la cabeza a su espalda y volteo a su espalda y veo una maleta grande – Me quedare hasta que mis padres regresen, es decir, hasta después de año nuevo – Siento como una felicidad me desborda y no puedo comprender lo que siento.

No sé si llorar.

No sé si reír.

Si abrazarlo o...

Tomo impulso y me acerco a él directamente a sus labios que se presionan con los míos, coloco mis manos en sus hombros y el coloca las suyas en mi cintura, tengo que ponerme ligeramente de puntillas para poder besarlo bien, es como un deleite, como una bocanada de aire fresco después de haber estado en una nube de polución.

Me separo un momento al escuchar ruidos arriba y me vuelvo a concentrar en sus ojos.

– ¿Fiesta navideña? – Suelta en un tono pícaro.

– Toda mi familia – Siento como el peso del mundo me cae encima.

Mi mente se sobrecarga de imágenes y pensamiento que creo que estoy a punto de caerme y vomitar en diferentes circunstancias, como si dedujera el futuro.

– ¿Qué te pasa? – Dice Theo al verme.

– Nada... – Llevo una de mis manos a mi frente.

Veo a Theo como entra con su maleta, caminamos lentamente y me detengo antes de subir el primer escalón.

– ¿Puedes esperar aquí? – Digo nervioso.

– Si – Dice el con los nervios un poco más controlados.

Se recarga en la pared del pasillo y subo lentamente las escaleras, y la luz y el júbilo de mi familia me hace aumentar más los nervios.

Entro y muy pocos de mis familiares se percatan de mi presencia.

– Ejem...Ejem – Aclaro falsamente la voz para que me pongan atención, pero mi familia no se percata – Disculpen – Digo aumentando un poco la voz – Disculpen... – Nadie parece percatarse de mi presencia todavía.

Hasta que mi primo de ligera barba se percata de que estoy detrás de él.

– Oigan, Johnny quiere decir algo – Dice con una voz tranquila y aun así se hace el silencio.

– Gracias Adrián – Siento como me pongo rojo al tener la mirada de todos sobre mis acciones – Pues... – Aprieto las manos y muevo los pies de a poco para calmarme – Quería... Decirles algo – Una voz toma el mando, veo a mi tío Rosalio sonriendo.

– ¿Conseguiste novia? – Dice y todos sonríen y yo lo hago nerviosamente.

– Amm... Algo por el estilo – Digo y todas las sonrisas se apagan.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora