Capítulo 25.

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Me despierto con el ronquido conjunto de mis amigas, con un respingo logro enderezarme y darme cuenta de que todavía este oscuro, me acerco a la ventana y se siente gélido al tocar el vidrio de la ventana. Veo como el vapor de mi respiración se marca en esta y como desaparece al inhalar, la calle está sola, iluminada con la luz de la farola que está cerca de mi casa.

Me dirijo a la cocina al sentir la boca seca y cuando paso veo la puerta de mi habitación, voy lentamente y la abro, sintiendo el frió en los pies por ir descalzo. Entro y tomo mi teléfono, está apagado así que no pudo haber sonado si me hubieran hablado.

Regreso a la sala cerrando con cuidado mi puerta corrediza y voy hacía la cocina intentando no hacer sonido alguno, mientras l enciendo lo coloco en la mesa y busco un vaso y lo lleno de agua, cuando me acerco por fin a la mesa mi teléfono ya está encendido por completo; lo veo tranquilo e inmóvil, con mi imagen de fondo de pantalla de mi dibujo de un zorro.

En un parpadear empezó a zumbar y sonar con mucha fuerza y empiezo a ver las notificaciones sin parar de mensajes de Theo, que en realidad no son muchos, sólo son unos cuatro, pero con el sonido rápido para mi parecieron muchas notificaciones; Tomo mi teléfono y lo desbloqueo, voy a la bandeja de mensajes y veo estos:

Theo:

¡¡Hola!!

Theo:

¡¡Johnny!!

Theo:

¿Estás bien?

Theo:

¡¡Contéstame!!

Tienes dos llamadas perdidas de Theo.

Me siento mal al ver todo esto, pero me percato que el último mensaje fue hace menos de diez minutos y las llamadas no pasan ni los cinco minutos. Así que antes de que me pudiera dar cuenta ya había aparecido otra notificación de llamada.

Llamada entrante: Theo.

Contesto con rapidez y me encuentro con su voz un poco ronca.

– ¡¡Johnny!! – Dice su alegre voz ronca.

– Theo – Digo con un hilo de voz.

– ¿Qué tienes?, ¿Te sientes bien? – Dice con preocupación destacable.

– No, no tengo nada y estoy bien – Digo con una ligera sonrisa – Es que hasta hace poco encendí el teléfono y vi tus mensajes –

– Es que hasta hace poco me pude desocupar por completo después de nuestras video llamada, y quería saber cómo seguían –

– Pues seguimos bien –

– ¿Qué haces despiertos tan tarde? –

– Es que invité a las chicas a dormir a mi casa, vimos una película y nos quedamos dormidos, y me desperté con la orquesta de ronquidos de mis compañeras – Se escucha una leve carcajada de su lado del teléfono – ¿De qué te ríes?, de los tabiques desviados de mis amigas o que cuando duermo junto con personas –

– Pues cuando dormías conmigo no te despertabas – Dice con un tono pícaro, pero con su voz ronca todavía.

– Pero es diferente, además me despertaba mucho en las noches –

– ¿Enserio?, yo te veía dormir tranquilo en las noches, respirabas profundo y a veces esbozabas una sonrisa cuando te acariciaba la mejilla – Llevo mi mano velozmente a esta.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora