El asiento de mi parada esta frio por la brisa refrescante de toda la noche, que ha congelado todo como si hubiera caído una ligera capa de nueve; me subo el gorro de la sudadera, y por culpa de este mi cabello se remueve hacía adelante ocasionando que mi fleco sea más pronunciado. El autobús número veintitrés pasa justo a tiempo y yo subo lo más rápido que puedo intentando regresa la circulación a mis pies y a mis manos.
Me encamino lo más rápido que puedo hacía mi asiento en el último asiento junto a la ventana; me coloco mis audífonos mientras el conductor parece estar esperando a alguien y se entretiene con algo.
Presiono el botón para dar inicio a mi lista musical, me relajo y me dejo caer en el asiento por completo hasta que mis rodillas se encuentras con el asiento de adelante.
Recargo mi cabeza hasta que esta se encuentra con el vidrio y miro hacía a fuera, veo todo lo que pasa, desde un auto rojo muy brillante, hasta un escarabajo negro que pasa haciendo mucho ruido, luego una camioneta entre mezclada de negro y verde; Justo en el momento en el que desaparece dicha camioneta el autobús empieza a avanzar con un pequeño movimiento en la parte de atrás que me hace chocar con el vidrio pegándome en la frente.
Ignoro el golpe y me acomodo de a poco el fleco y me acomodo nuevamente mientras las canciones pasan fluyendo con placer por mis oídos, llegando a mi mente y a mi corazón.
Pasan en total unas cuatro canciones y canto cada una en voz baja, hasta la parada número cinco donde me preparo para su llegada, veo como unas cabezas se amontonan para subir al autobús número veintitrés.
Sube una señora con su niño.
Sube un muchacho de unos veinte y pocos.
Y un adulto de unos cuarenta y algo.
Pero no se sube mi dios de la belleza y del arte. Como si me hubiera dado un golpe directo al estómago siento como todo el aire desaparece de mis pulmones, como si una burbuja hubiera envuelto mi cabeza no dejándome respirar. Me quedo quieto, abrumado, con un rostro sin expresión, pero con muchas dudas dentro de mí.
Dejo que las canciones siguientes me relajen de poco a poco, no me había dado cuenta de que toda mi lista de reproducción tiene el mismo tema en casi cada canción:
El primer amor, ex parejas, dudas sobre las relaciones y sufrimiento por amores pasados.
Decido pasar por alto lo que cada canción da a entender y me concentro en la vista que me ofrece el autobús al pasar rápidamente, como la camioneta negra la cual no me había dado cuenta que tiene una calcomanía del símbolo de minusválido, con el pequeño personaje blanco en su silla de ruedas.
El autobús sigue avanzando rápidamente y sin poner tanta atención llego rápidamente a la penúltima parada antes de la escuela. Siento el impulso de salir, y veo como el conductor insiste en quedarse quieto hasta que yo me baje, sólo miro por afuera y dejo que el autobús siga su camino, al menos unos minutos más.
Me levanto justo cuando el autobús da la vuelta para llegar a la parada, veo como la mitad de las personas voltean a vernos, a mí y a mi soledad. Bajo lo más rápido que puedo y en cuanto bajo y toco el mundo terrenal el autobús sigue su rumbo normal. Me acerco a la puerta de la escuela de la cual ya ha pasado la directora, el prefecto y la psicóloga.
Entro y compruebo que soy el primero en entrar de los estudiantes, bajo rápidamente hasta que llego al salón que me toca.
Álgebra.
Al menos desde este lugar del cual puedo ver quien entre, pero muy pocos pueden notar sabré quien entra sin que se me queden viendo más raro de lo normal. Me siento en una banca que esta por fuera del salón y subo los pies cruzándolos, mientras saco mi libreta y mi lapicera y lo más rápido que puedo el lápiz.
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Sólo Una Oportunidad. [Completa]
Romance¿El amor puede ser correspondido? ¿Los momentos en el autobús pueden ser inolvidables? Johnny es un chico de diecisiete años, quien está a punto de terminar la preparatoria, y con deseos y sueños de seguir estudiando, llegará alguien que le c...