Cuando termino de escribir el último párrafo de mi tarea me dejo caer sobre las libretas que andan regadas sobre mi escritorio, con una sonrisa de felicidad y satisfacción cerrando los ojos y escuchando el sonido de la televisión que está en la sala, muevo la cabeza para acomodarme perfectamente en el escritorio y veo la ventana, se pueden ver las casas cercanas, las nubes, y las aves.
Un sonido me hace levantarme al instante, mi teléfono vibra y me deja una notificación de una llamada.
-Hola Johnny – Escucho la voz suave y dulce de Theo – ¿Qué haces? –
-Termino los trabajos, ¿Tu? –
-Pues acá por la calle, por cierto, quiero que vengas acá –
- ¿A dónde? –
-Te mandare la dirección al rato –
- ¿Cuándo? –
-Lo más pronto posible –
-Está bien –
-Nos vemos –
Al despegar la oreja del teléfono veo como su nombre desaparece de entre la pantalla y deja mi fondo de pantalla, una ventana empañada y una lluvia que parecería tomar vida en cualquier momento.
Mi teléfono vuelve a brillar y a vibrar, el sonido de la notificación de mensaje me toma por sorpresa y casi dejo caer mi teléfono.
Theo:
Te veo en el número 32, en la calle al costado de la iglesia.
Me sonrojo un poco y revelo una pequeña sonrisa, me levanto y reviso mi ropa, no me he cambiado desde la mañana, reviso rápido mi armario y veo que es lo mejor que tengo por ahora, no he podido lavar el resto, me veo en el espejo, estoy todo despeinado, regreso a mi escritorio y busco una dona (un poco más delgada de lo que recuerdo) para el cabello, mi mamá me aconsejo (casi, casi a regaños) diciéndome que cuando no me quiera peinar me ponga una de estas, y esta es la primera que logro encontrar, tomo con fuerza mi cabello llevándolo hacía la parte de atrás y me amarro la dona, me reviso rápido nuevamente en el espejo, no me ha quedado mal. Es una coleta de caballo un poco corta, y como mi cabello es rebelde unos cabellos se sueltan y caen regresando a mi rostro volviendo a ser mi flequillo de costumbre. Bufo de enfado, tomo mi teléfono y salgo rápidamente.
- ¡Mama, voy a salir, vuelo más tarde! –
- ¡Si, te cuidas! –
Lo último que escucho decir cuando cierro con delicadeza la puerta y corro rápidamente por los escalones que van cuesta abajo.
Esquivo velozmente a la gente que se interpone, tal y como lo hice ayer, llegue a la plaza totalmente agitado, cansado y abatido, me recargo en una pared para respirar e intentar descansar. Empiezo a caminar lentamente, intentando no fijarme en la gente que me voltea a ver, siento como varias de la mirada se fijan en mí.
"Es cosa de tu imaginación, sólo es tu imaginación".
Me repito cuando siento que las miradas me queman en la parte de mi nuca.
Llego a la iglesia y me fijo en su costado, a lo lejos, cerca de su puerta veo el número 23 en grandes números de metal, apresuro el paso cuando recuero quien me está esperando en dicha casa, y que lo podre volver a ver.
La puerta es grande, de madera, toco dos veces la puerta. No se escucha nada.
Toco nuevamente. Sigue sin escucharse.
Cuando toque la tercera vez escuche pasos de un lado para otro, aproximándose a la puerta, cuando la puerta se abre aparece una muchacha, piel parcela, cabello corto hasta los hombros, este de color castaño claro y unos ojos brillantes.
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Sólo Una Oportunidad. [Completa]
Romance¿El amor puede ser correspondido? ¿Los momentos en el autobús pueden ser inolvidables? Johnny es un chico de diecisiete años, quien está a punto de terminar la preparatoria, y con deseos y sueños de seguir estudiando, llegará alguien que le c...