Capítulo 43.

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Bajo la calle a toda velocidad, no me importan los escalones y ya estuve a punto de caerme de golpe, aunque no puedo evitar chocar con las paredes que aparecen casi de la nada. Llego al final a la plaza donde me encontré con Theo por primera vez, siento como si me hubiera tardado una eternidad en llegar. Corro lo más que puedo evitando a la gente, intento pasar entre una pareja, aunque termino apartándola y haciendo que casi caigan, me empiezan a gritar maldiciones, pero no puedo hacerles caso en ese momento, alguien más me está esperando, mientras que cada paso es como si mi corazón hecho de cristal recibiera un golpe con un martillo. En mi mente quedo marcada su voz llorosa.


– No puede estar pasando – Me digo a mi mismo mientras mis ojos parecen llenarse de lágrimas – No puede ser lo que me estoy pensando, que no le haya pasado nada malo – Empiezo a sollozar mientras corro.


A lo lejos veo la iglesia, imponente y sé que doblando la esquina de la calle veré las ventanas del local donde me dijo Theo que lo viera justo hace unos minutos.

A mi mamá no le pude contar todo con detalle, sólo que Theo me necesitaba y que se escuchaba preocupado, y me dejo venir.

Al fin veo las ventanas del local, tiene cortinas y están tapando la visibilidad interna, siento que las zancadas que debo dar para llegar serán eternas, sólo respiro hondo y empiezo a correr con más intensidad, aunque mis pies se sienten súper pesados, llego hasta el frente de la puerta, toco dos veces pero esta se abre delicadamente, entro y el local sigue igual que siempre, pero ahora las cajas que se encontraban arriba están abajo, y con más, aún más grandes que las que están a los lados, subo las escaleras y me sorprendo al momento que no rechinan, mi cabeza choca con la trampilla, la abro lentamente, no encuentro su cuerpo en el frente de la trampilla, la abro con cuidado y compruebo que no está en el cuarto, está solo, incluso los instrumentos ya no se encuentran en este lugar.

Entro al cuarto y con el mismo cuidado que con el que abrí la trampilla la cierro, mirando instintivamente a ambos lados, no veo a Theo, ni rastro de él, cuando separo los labios para poder llamarlo escucho un golpe cercano.

Doy un respingo y veo que vienen del cuarto al lado de la trampilla, abro la puerta a toda velocidad temiéndome lo peor, pero lo que me imaginaba no era tan malo como este, veo a Theo sentado en el piso, recargando sus brazos en sus rodillas, cubriéndose la cara y en los nudillos de su brazo derecho manchas de sangre, y en la pared pequeños rastros de sangre.

Me acerco delicadamente cuando levanta su rostro, trago saliva al ver su rostro totalmente convertido del que era antes, tiene una mueca más que triste, con los ojos rojos y las mejillas marcadas por las lágrimas que corrieron por estas.

– Johnny... – Dice en un murmullo.

Me agacho a toda velocidad y lo abrazo, se arrodilla y me recibe el abrazo con una intensidad más fuerte que la de antes.

– ¿Qué sucede? – Pregunto nervioso, empieza a sollozar – ¿Qué sucede? – Digo más alarmado cuando me aprieta.

Me separo y tomo su rostro entre mis manos, sus ojos siguen rojos y de estos salen cataratas de lágrimas, busco en todos los lados y debajo del sillón encuentro una carta blanca, voy por ella y veo que es un botiquín, lo abro y encuentro un spray.

– No me dirás nada... – Un nudo aparece en mi garganta – Pero al menos déjame curarte la mano –

Asiente levemente y agito el spray, le roció un poco en los nudillos y no parece inmutarse ni un poco por el dolor que le genera, creo que lo que le paso le ha de doler aún más, ha de ser un dolor interno.

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora