Capítulo 12.

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-Creo que debería irme ya –

- ¿Por qué? –

-ya es algo tarde, y no quiero que mamá se alarme –

-Pensaba si querías ir a mi casa, a quedarte –

- ¿Enserio? –

-Sí, pero si no quieres lo entenderé –

-No – Me siento avergonzado y nervioso – Sólo llamo a mi mamá y se lo comento –

-Está bien – Se dibuja en su rostro una enorme sonrisa.

Me acerco lentamente hacía la ventana, mirando como los autos pasan mientras mi teléfono empieza a marcar el número de mi mamá. Suena una vez, suena dos veces, al tercer sonido mi mamá responde con una dulce voz.

- ¿Qué pasa hijo? –

-Mamá, me preguntaba si podía pasar la noche en casa de un amigo –

- ¿Cuál amigo? –

-El nuevo del que te hable –

- ¿El que pronto me traerás a que conozca? –

-Ese mismo –

-Está bien –

- ¿Enserio? –

-Si –

-Milagro que me dejas –

-Si quieres te puedo negar que vayas y te castigue –

-Es broma –

-Sólo cuídate hijo –

-Si mamá –

La voz de mi mamá deja de sonar, guardo el teléfono en mi bolsillo y me dirijo al piano negro, lo acaricio lentamente, me siento y toco unas cuantas notas.

- ¿Qué te dijo? – Sonríe un poco malicioso.

-Pues no me dejo – Finjo una mueca de tristeza.

- ¿Seguro? –

-No, si me dejo ir –

Se acerca por detrás de mí, me hace recorrerme un poco en la pequeña silla del piano, sus piernas aparecen al lado de mí y su mi espalda siente como el suyo se presiona con el mío, sus brazos se cierran por mi cuerpo abrazándome, y respira en mi cuello.



Su casa es grande, se ve de al menos de dos plantas, cubierta por la oscuridad de la noche que se ha apoderado de la ciudad, no hay luces por dentro, veo como de su pantalón saca unas llaves, en estas hay un llavero del rostro de un panda. Se acerca y abre con mucho escándalo la puerta, al ver el interior de su casa me quedo boquiabierto, se escuchan ladridos y veo como la criatura de la que proceden estos se acerca, Theo se arrodilla y es recibido por un pequeño perro pug, de un color crema y unos toques cafés durante todo su cuerpo, y sus ojos negros saltones que no dejan de brillar con la llegada de Theo, o porque este encendió la luz.

Me arrodillo al lado de Theo.

-Me has estado esperando, ¿verdad? –

- ¿Cómo se llama? – Pregunto al ver como el perro se ve alegre.

-Se llama Ham

- ¿Ham? –

-Si Ham – Me voltea a ver mientras sus manos están aún acariciando al perro.

Este me voltea a ver y cuando lo intento acariciar se retira.

-Es tímido con la gente nueva –

-Ya me di cuenta – Digo sonriendo – ¿Cuánto tiene? –

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora