Capítulo 13.

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- ¿Esta camisa está limpia? – Pregunto tomando de su armario una camisa de manga corta y completamente blanca.

- ¿Esa?, Si está limpia –

-Okey – Digo penoso – Tapate los ojos –

- ¿Por qué? –

-No estoy acostumbrado a cambiarme en frente de alguien –

- ¿Enserio? –

-Si –

- ¿Tendrás pena cuando nos bañemos juntos? –

- ¿Bañarnos juntos? – Repito apenado.

-Sí, digo, eso se supone que hace toda pareja normal –

-No estoy seguro –

-Pues piénsalo – Dice tapándose los ojos.

Me quito rápidamente la chamarra que tengo y la camisa bajo esta, me pongo rápido la suya y desprende un fuerte olor a él.

-Sólo te digo, no te prestare pantalón – Dice aun con los ojos tapados.

- ¿Por qué? –

-El ultimo pantalón que estaba limpio no puse a lavar por accidente –

- ¿Enserio? –

-Sí, es enserio –

Pienso un momento, y lo veo quitarse los pantalones.

- ¿Qué haces? – Pregunto sorprendido.

-No me dormiré con un pantalón de mezclilla – Me muestra una sonrisa coqueta – Deberías hacer lo mismo –

-Pero... –

- ¿Pero? – Repite conservando su sonrisa coqueta – No es malo verte en bóxer –

-No tengo bóxer –

- ¿Es un calzón? –

-Si –

-Bueno... – Mira alrededor, me da la espalda y veo como lleva sus manos a sus ojos – Quítate el pantalón, esa camisa te llega por encima de las rodillas de todas maneras, a mí me queda grande -

Veo como conserva esa posición y al verificar que la camisa efectivamente me llega casi hasta la rodilla decido quitarme el pantalón, una cosa es estar descalzo, pero otra es estar casi al desnudo enfrente de alguien.

-Ya – Digo cuando coloco con cuidado mi ropa en una esquina.

Se voltea y aprieto la camisa.

-Ven – Señala con la cabeza la parte de la cama.

- ¿Seguro que vamos a caber? –

-Por supuesto – Se acuesta y lleva sus manos entre la almohada y su nuca.

Me acerco y me siento en la cama contemplando el techo de su habitación, el cual tiene dibujado un pequeño sistema solar, un poco irregular, ya que marte esta fuera del cinturón de asteroides junto con otros cuatro planetas gaseosos.

-Lo hicieron mi papa y mis hermanos – Me cuenta al darme cuenta que no despego la mirada de este – A los ocho años, me gustaba mucho el sistema solar y las estrellas –

- ¿Ya no te gustan? –

-Sí, pero ya no he tenido tiempo para contemplarlos – Mira de una forma soñadora a la ventana que está al lado – No como antes –

-Que mal –

-Pero ahora no los necesito –

- ¿Por qué? –

Sólo Una Oportunidad. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora