Ya llevaban bastantes días de que las ruinas ya no tenían la puerta cerrada para su acceso total. Tras el acuerdo que habían hecho Asgore y Toriel de comunicarse constantemente por el bien de su ahora hija adoptada, ya no había necesidad de tantas complejidades. Por lo que ahora había más monstruos de los comunes visitando las ruinas por suma curiosidad del lugar tras varios siglos siendo inaccesible al lugar.
Toriel no ocultaba su entusiasmo al explicar a los visitantes la fascinante historia que tenía consigo aquel lugar por el que por mucho tiempo había llamado hogar. Incluso les tenía siempre sus deliciosas tartas a todos aquellos que la visitaban.
Muchos de los curiosos también iban en busca de la embajadora de los monstruos, sin embargo poco salía recientemente por la autoexigencia que se había puesto de mejorar en sus estudios. Su madre estaba orgullosa de tal entusiasmo y esmero que ponía, sin embargo no dejaba de preocuparse de presentir que algo no andaba bien con ella.
Todo examen que le había empleado lo sacaba excelente y toda pregunta le respondía con suma sabiduría, sin embargo cada vez que estudiaba por su cuenta, Toriel notaba que su hija estaba teniendo un malestar y que no pensaba en compartirle aunque le preguntara en más de una ocasión.
La única vez que había salido tras tantos días pasados había sido por la ceremonia que Asgore había realizado para notificar la decisión de la embajadora de liberar a las almas humanas y darles el descanso adecuado. Pero cuando las habían sacado de su cristalina prisión éstas no hicieron absolutamente nada.
Extrañamente para todos, habían visto como Frisk les hablaba como si le entendieran a la perfección, sin embargo no hubo diferencia alguna. Tras decidir finalmente que deberán guardarlas y cuidarlas una vez más, la humana se regresó a las ruinas sin decir nada más e inmediatamente había retomado sus estudios y no había salido después de eso.
Pese a que eran varios quienes la extrañaban, lo cierto es que cierto esqueleto agradecía la ausencia de la humana en el resto del subsuelo. Y no por el hecho que antes le generaba un malestar, sino por culpa de cierta plática que había tenido con la científica real que no dejaba de atormentarle mentalmente.
Por lo que cada vez que llegaba ese pensamiento a su cabeza, terminaba escapándose al único lugar que le quedaba para olvidarse de aquello.
Había un agradable ambiente surgiendo en Grillby's. La rockola la habían reparado por completo, por lo que decoraba el cálido humor que estaba generándose en el local tras la rutina del esqueleto de avivar siempre el lugar, sobre todo con sus constantes chistes que por alguna razón amaban los perros guardias.
-¿Cuál es la fruta que más se ríe? La Naranja ja ja ja ja.
Las risas entre los presentes no se hicieron esperar. Sans se inclinó hacia su público un tanto agradecido y se sentó en su lugar de siempre en la barra para dirigirse hacia su amigo y dueño del lugar.
-Hey Grillbz.
-Hola Sans –sin siquiera pensarlo, le entregó una botella de cátsup sabiendo perfectamente a que venía -¿No crees que últimamente vienes más seguido?
-¿Acaso ya no te gusta mi compañía? –se burló mientras le daba un buen trago a su botella.
-No me molestaría si un día de estos te dignaras a pagar tu cuenta.
-Lo haré, lo haré, no te preocupes por eso –rio un poco, aquello era una leve rutina de bienvenida de ambos.
-¿Y también me dirás qué es lo que te preocupa ahora?
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Osado corazón (Undertale)
FanfictionFrisk está harta de lo mismo una y otra vez, por lo que decide hacer lo correcto para salvar a todos. No contaba con la nueva ruta que surgiría ante su decisión. *Ganadora del segundo lugar en AwardsTale2020, en la categoría Undertale*