Capítulo Especial: Dios salve a la reina

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Antes de continuar: Este capítulo especial fue desbloqueado por @Miskinightlight y @as1232 al cumplir ellos solos un reto determinado de superar el número de comentarios en un sólo capítulo. Más detalles hasta el final de este capítulo. Disfrútenlo :)

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Cuando las oráculos reales le habían indicado que había nacido para la grandeza, Toriel nunca se cuestionó a qué punto implicaba eso. Reconocía en si misma sus capacidades de liderazgo y gran aprecio por la vida misma, sin embargo nada le habría podido indicar con exactitud el camino que estaba tomando su destino con esos datos tan escasos.

Y es que ¿a qué punto podía creerles si lo que le mencionaban era normal? Los monstruos jefes se destacaban por esos talentos tan específicos ante la leyenda de que su especie surgía de los inmensos y extintos dragones, y por ende, eran tan majestuosos e imponentes como quisieran ser. Aquella fuerza y resistencia (y sin contar el fuego interno que contenían con gran voluntad), eran tan naturales en su especie que no le sorprendía que fueran tan queridos y alabados.

No, Toriel no abusaba de sus dones ante el resto de los seres, sino todo lo contrario. Respetaba con gran aprecio cada ser existente y le maravillaba lo que implicaba cada uno sobre la tierra al grado de nacer su apego al estudio profundo sobre cada uno. Las oráculos habían observado ese interés en ella y la habían terminado acogiendo en su templo para brindarle todo el conocimiento posible.

Fue ahí cuando descubrió que aparentemente tenía un destino que habían visto ellas, y fuera lo que fuera, le estaban presionando porque lo cumpliera.

Aborreciendo que estuvieran forjando su futuro sin siquiera preguntarle, Toriel se escapaba ante cada oportunidad para poder visitar el pueblo humano más cercano y despegarse de aquello que forzaban que cumpliera sin decirle con exactitud de qué se trataba.

Si había alguien que pudiera decidir su futuro, era ella y nadie más. Unas vejestorias adivinas no le indicarían que hacer con su vida. Tal y como había dictado el rey Asmodeo Dreemurr, todos tenían la libertad de poder elegir su profesión. Si las sibilas habían querido mantenerse únicamente en ser oráculos eso era asunto suyo, ella quería ser algo mucho más... aunque aún no tenía definido qué específicamente.

Siendo tan joven, amaba la aventura y el riesgo que implicaba escaparse al pueblo humano. Corrían los rumores de que a muchos no les gustaba su presencia al considerarlos problemáticos, pero también existía la teoría de que eran realmente celos de su capacidad nata de poseer magia. Fuera lo que fuera, a los monstruos no les preocupaba ello, sino que buscaban con cariño que se aceptaran tal y como son para poder vivir con armonía y aprecio el uno al otro. El rey en persona solía recorrer las zonas humanas con ese propósito y permitía con mucho gusto que los humanos hicieran lo mismo en sus territorios.

A Toriel le gustaba visitar el lugar cada vez que se ponía el bazar. Podía encontrarse todo tipo de cosas y aromas tan extravagantes que recorrían tierras lejanas con el fin de poder vender sus productos, pero ella siempre frecuentaba el puesto de caracoles directamente antes que todo lo demás.

-Hey, pensé que hoy no vendrías, cabrita –El vendedor ya anciano le entregó una bolsa de sus preciados caracoles a la cantidad que siempre pedía. A Toriel le encantaba visitar a ese humano por la gran atención que le tenía –El bazar está por terminar el día de hoy.

-Tuve un contratiempo –Recibió con gusto la bolsa en lo que le pagaba –Y no soy una cabra, ya te lo dije.

-No tengo la culpa de que parezcas una –Se burló en gran medida. Ya sabía que a la joven no le gustaba que la compraran con una, pero le era inevitable hacerlo.

Osado corazón (Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora