Cap 13. Reflejos internos

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En el transcurrir de los días, Frisk se esmeró en superar todo obstáculo que su madre le daba en sus estudios que cada vez más eran intensivos en cuanto ella tocaba el tema de su padre. Sabía que era una mala idea el querer insistirle tanto, pero no quería rendirse en que le diera una oportunidad. Pese a ello, su mente estaba acaparada por el pendiente más grande que tenía.

Aun no sabía cómo cumplir su promesa con Flowey, si bien no le había dado fecha para cumplirlo, sabía de antemano lo impaciente que podría ser la flor y no quería tomar riesgos ahora que todo estaba marchando a la perfección. Había optado por buscar pistas en sus sueños constantes sobre aquel campo de flores infinito, sin embargo estos no volvieron a aparecer.

Aunque agradeciera que pudiera dormir tranquilamente gracias a que esos sueños no volvían a torturarla, lo cierto es que deseaba volver para encontrar algún indicio de que la primera humana caída se encontraba ahí. Su cabeza no había vuelto a dolerle desde el último incidente y aquello le dejaba más que claro que Chara había tenido que ver con todo.

En lo que se desenredaba el cabello mirándose al espejo, la embajadora de los monstruos recordaba las palabras que había marcado Chara en ella una vez que había logrado que Flowey bajara la guardia. Estaba más que segura que su desaparición repentina tenía que ver con aquello que le había gritado, pero no le encontraba sentido a ello si se trataba de un plan malévolo de su parte. Ella estaba firme en querer salvar a todos y nada podría detenerla.

Su determinación era demasiado grande para rendirse, y eso Chara lo sabía de antemano ¿Entonces por qué había hecho aquel drama? ¿Qué sabía Chara que ella estaba ignorando? ¿Qué quería lograr con eso?

Frisk suspiró un tanto resignada. Aquella humana le estaba poniendo las cosas más difíciles para salvarla.

-Estoy segura que tú y yo podríamos ser grandes amigas si te dejaras –le dijo a su reflejo.

Se había quedado quieta como si ante ella pudiera manifestarse ella en cualquier momento para contestarle, pero aquello nunca sucedió. Dejó el cepillo en su mesa y preparó sus cosas para salir.

Al haber adelantado demasiado rápido sus estudios, su madre le había dado la oportunidad de un breve descanso de ellos por una semana, los cuales la pasaría viviendo en el castillo con su padre al no haber podido visitarlo últimamente con tantas cosas, por lo que para compensarlo había decidido que estaría con él en sus "vacaciones", su madre no le negó ello, pero tampoco le agradaba la idea, cosa que le dejaba claro su ceño fruncido en cuanto le había mencionado su plan.

Se despidió de su madre con un abrazo efusivo y se encaminó hacia el castillo. No le había avisado a Papyrus como se suponía que debía haberlo hecho por el simple hecho de que quería caminar sin preocupación alguna. Extraña su libertad e independencia de sus actos después de todo. Sin Flowey causando disturbios ya no lo consideraba necesario, aun con algunos monstruos mirándole discriminatoriamente en su pasar.

No pasaba por alto que todavía existían algunos monstruos que les disgustara que una humana fuera la hija adoptiva del rey, y aún más siendo su alma la faltante necesaria para poder liberarlos de aquella prisión bajo tierra, pero aun así ella siempre les tenía una sonrisa sincera. Estaba más que dispuesta a ayudarles y a liberarlos de algún modo. No deseaba su odio, pero tampoco los culpaba por ello. Ser su embajadora estaba siendo un poco complicado cada vez, pero le entusiasmaba aquellos retos que le estaba brindando su nueva vida.

Pasó por el puente tranquilamente y esperaba de algún modo toparse con Sans en su puesto de centinela, sin embargo éste no se encontraba en el lugar. Supuso que se había quedado dormido una vez más y siguió adelante sin preocupación alguna. Las cosas en Snowdin circulaban tranquilamente como siempre y aquello le generó una leve sonrisa de ver tanta calma por fin en su entorno.

Osado corazón (Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora