Cap 27. Ángel caído

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Oscuridad.

Sofocante y aterradora oscuridad.

Frisk no tenía ni idea de en qué momento habían terminado así las cosas, pero en lo que le había parecido un parpadeo, se había encontrado rodeada de aquella negrura que le impedía ver en dónde se encontraba realmente. Se había dispuesto a recorrer el lugar con tal de concentrarse estando activa con algo, pero para su sorpresa y mala suerte, yacía inmovilizada en su totalidad. Incluso le era complicado respirar en ese ambiente tan extraño, como si unas ataduras invisibles estuvieran en todo su cuerpo.

Poco a poco hizo conciencia de lo que había pasado y lo que había tenido que hacer. Papyrus, Chara, Sans... el código rojo...

Una terrible agonía le invadió horrorizada imaginándose lo peor. ¿En verdad...? ¿Sans...? No se atrevía siquiera a formular la pregunta tras el pánico que tenía consigo. Las lágrimas hicieron su aparición inmediatamente tras ese mal recuerdo, y no hizo nada para contenerse tras la importancia y dolor que le generaba eso. Aunque quisiera tener un "fin justifica los medios" a modo de autoconsuelo, sabía que era estúpido y falta de moral pensar así. Todo había pasado por su culpa, no había otro verdadero modo de verlo.

Sans, aun cuando la había perdonado, aun cuando había hecho de todo con tal de ayudarla, había sufrido por todos sus males acumulados condenándose a sí mismo en el proceso. En sus oscuras y profundas cuencas lo pudo ver por última vez, ya no había algo que se pudiera hacer salvo eso, y estaba más que segura de que el centinela había comprendido. Era una terrible amiga y un pésimo ser humano. ¿Cómo vería a la cara a Papyrus ahora?

Y hablando de su guardaespaldas... ¿Dónde estaba? Pregunta un tanto tonta para ella si ni siquiera sabía ella en dónde estaba situada ahora. ¿Acaso también había muerto ella en el proceso? Si fuera así, lo tenía merecido de algún modo... pero no, no se sentía como morir. No sentía lo que habitualmente tenía consigo cada vez que lo hacía. Sólo una agonía aplastante en su esplendor. Y por muy ridículo o paranoico que sonase, la sentía extrañamente familiar.

Por muy extraño que todo fuera, el que no viera nada ni nadie le era un tanto tranquilizador por el momento. ¿Había pasado otra cosa a comparación de las amalgamas? Trató de dar con una solución más precisa a su situación, pero por más que trataba de moverse era inútil todo esfuerzo. Se sentía atada a algo que no lograba comprender, por lo que lo único que le quedaba era poder escuchar con mayor detenimiento su entorno, en busca de lo que fuera con tal de tratar de entender qué estaba pasando ahora.

No supo a ciencia cierta si se había concentrado en lo que habían sido minutos u horas, ya que el tiempo no lograba sentirlo de momento, pero tras un lapso tan agobiante, por fin pudo dar con algo en su larga y concentrada espera.

Un llanto... era un llanto lo que oía en la lejanía.

Apenas y era audible el tono, pero no le cabía duda de que se trataba de alguien llorando. Ignorando lo asfixiante que se estaba sintiendo en la oscuridad, se concentró en captar con mayor detenimiento aquel sonido agudo en busca de alguna salida. Pero en vez de ello, pudo percibir con más fuerza un tenue latido en la lejanía.

Apenas y había sido audible, pero no le cabía duda de que no se lo había imaginado. Un latido había resonado en la distancia con suficiente fuerza para sentirlo.

Alguien estaba sufriendo... Alguien estaba luchando por vivir...

Trató nuevamente de moverse en la negrura, pero seguía sin siquiera poder sentir sus extremidades. Estaba atada a algo que era invisible para ella pero sofocante para su alma misma. No podía alcanzar sus archivos de guardado ni sus botones de ejecución, ni mucho menos poder girar la cabeza o agacharla para contemplar sus manos. Tan sólo estaba atrapada a algo que no podía comprender del todo.

Osado corazón (Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora