Cap 12. El guardaespaldas

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Ante los acontecimientos presentados, los monstruos jefe habían decidido que la humana se quedara a dormir en el castillo como medida de seguridad en lo que pasaba la noche. Aunque los intentos de Asgore de que también se quedara Toriel fueron en vano, se le notaba al rey contento de saber que por primera vez en muchos años no estaría solo en el inmenso castillo.

Undyne acompañó a Toriel por su código de honor como guardiana y por la curiosidad que le invadía por saber cómo era la hembra por la que tanto suspiraba el rey pese a los casi cientos de años transcurridos. Aunque no fuera la reina, sentía que también debía brindarle respeto pese a ser la causa del dolor de quien tanto admiraba, y deseaba el poder conocerla bien.

En cuanto a Frisk, tenía curiosidad de estar en el castillo como si fuese su hogar también. Era un tanto intimidante el quedarse en habitaciones que podrían caber casas enteras en cada una, pero no era por ello que se sentía de esta manera, sino porque sabía de antemano en qué habitación se quedaría...

Ya había entrado en ese cuarto antes, pero era la primera vez que dormiría en él y que incluso tendría que optar como suyo también ahora... eso de cierta manera le incomodaba.

Se había quedado un rato parada frente a la puerta de esa habitación, pensando seriamente si era correcto hacer eso. Una parte de ella la carcomía la culpa de tomar el lugar de quienes debían de estar al otro lado de la puerta, pero de antemano sabía que ese pensamiento era absurdo.

Suspirando, abrió la puerta y entró lentamente. Todo se encontraba exactamente como lo recordaba. Nada se había movido, dándole a entender que el rey ni siquiera había optado por mover algo de ahí como si se tratase de un altar o un monumento a sus días dorados. Habiendo dos camas, tardó en decidir en cuál establecerse; después de todo ambas le causaban cierto sentimiento de que no era digna de estar en cada una, pero aun así optó por establecerse en la de Chara.

¿Qué porqué en la de ella? Simple, no sólo era con la que se sentía más identificada (ambas humanas, adoptadas por monstruos y con ciertos rasgos físicos que las hacen casi gemelas), sino porque se sentía menos digna de estar en la de Asriel. Mientras que éste deambulaba en forma de flor por quién sabe dónde y sin sentimiento alguno, ella se encontraría pacíficamente viviendo en sus aposentos... No importaba como lo viera, no era algo justo lo que se estaba presentando.

-¿Ya te acomodaste? –se asomó Asgore sonriendo.

Frisk dio un leve respingo ante la llegada de su padre tomándola por sorpresa. Apartó sus pensamientos para simplemente asentir con la cabeza. Entró a la habitación con lentitud y se sentó en la cama de Asriel un tanto consternado de estar ahí. Al ver que el sentimiento era el mismo, la humana le sonrió.

-Sabes... por tanto tiempo me negaba a entrar aquí –comenzó a decirle con aire nostálgico –Sentía que me encontraría con sus espíritus y me culparían de todo.

No supo que responder la humana. "Tu idea no es tan descabellada como crees, papá" o "Ten cuidado con lo que decretas" no eran precisamente palabras de consuelo.

-Pero... fuera de todo ello, me alegro de tenerte aquí.

-Muchas gracias.

-Bien, será mejor dejarte descansar –se levantó –Mañana te espera un día... de lo más curioso –le había costado clasificar su oración.

-¿Crees que mi idea es muy loca? –se aventuró a preguntar.

-Confío en tu criterio, hija mía –le sonrió con ternura –Pero no dejaré de preocuparme. Después de todo, es mi trabajo como padre ¿no?

Osado corazón (Undertale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora