15- San Valentín Parte 1

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Aaron:

Toco sus labios con los míos.

El sabor de su café mañanero está ahí. Capuchino con dos de azúcar. Yo prefiero el carajillo o el americano, pero en sus labios todo me sabe delicioso.

-Mmm...-sisea, sus manos subiendo por mi esternón para tomar a mi rostro y empujarme tímidamente hacia abajo.

Lo beso suavemente. Acaricio sus labios con tiernos toques que me dejan disfrutar de cada roce poco antes de que quiera separarse de mi, sin embargo, yo no quiero.

Meto mi lengua en su boca.

-¡Nght...!

Stephen me empuja hacia atrás. Sus manos temblorosas se precionan contra mi pecho para alejarme pero solo hacen que me aferre más a él.

-Aaron...-masculla avergonzado en mi boca

Rio contra sus labios cuando puedo ver que se ha vuelto tan rojo como un tomate. Me despego de él lo suficiente para darle un casto beso en su frente y voltear a ver de nuevo a la chica de la taquilla, que ahora nos ve con el rostro tan rojo como el de Stephen y una expresión impresionada en la cara.

-Podemos tener sexo si aún no nos crees-le sonrío a la chica un segundo antes de apretar el trasero de Stephen entre mis manos con fuerza.

Él da un respingo, ella niega con la cabeza divertida. Nos pone el sello de corazón rojo de la feria y nos deja pasar.

Stephen me pone mala cara una vez que hemos desaparecido del alcance visual de la chica.

-¿Qué?-pregunto, una sonrisa inocente extendiéndose por mi rostro.

-No tenías que usar tu lengua-responde

-No-admito-pero quería.

Gira los ojos. Dirige su mirada hacia la taquilla de nuevo, mirando como Scott se ríe como idiota cuando la chica de la taquilla le dice que tiene que besar a Mary para poder entrar. Detrás de ellos vienen un distraído Jason y un ruborizado Elijah, que toma la mano de este último nerviosamente.

Stephen frunce el ceño.

-¿Cómo acabamos así?-suspira

-Bueno...

*5 horas atrás*

Cuando desperté eran las diez de la mañana. Debajo de las sábanas ya hacía demasiado calor. A noche tuvimos sexo y no nos bañamos después, así que supongo que el estar sudados y desnudos por debajo de las sabanas explica por que me siento asfixiado.

Stephen duerme de espaldas a mi. Admiro el centenar de chupetones que habitan en su piel blanca y sonrío cuando veo que la línea de su trasero se asoma por entre las sábanas.

Él también está sudando.

Remuevo las sabanas hasta que le llega un poco por debajo de su cintura, enseñando ligeramente un poco del corto vello público que hay en él y un poco de su bonito trasero.
Le planto un beso en su hombro derecho tan suave como puedo para no despertarlo y me desplazo fuera de la cama.

Mi pie a penas toca el piso cuando la mano de Stephen me agarra el brazo.

-¿A dónde vas?-pregunta, sus ojos somnolientos y brillosos mirándome por debajo de sus pestañas.

Le sonrío. Que vista tan espectacular.

-Iba a hacer el desayuno

Frunce el ceño.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora