Stephen:
Mi corazón latió rápido y fuerte todo el tiempo que Aaron me hizo el amor la noche de nuestro tercer aniversario -después de habernos sorprendido mutuamente con una propuesta de matrimonio- incluso en aquellos momentos en los que él se quedaba quieto y no hacía nada más que mirarme con una adorable sonrisa que lo hacía ver como un niño pequeño que tenía emoción y alegría desbordando inevitablemente de sus ojos negros.
Cada caricia, cada beso y cada palabra suspirada por sus labios para ser dedicadas a mí fueron hermosas. Fueron tan él que todo yo, entero -desde mi cuerpo hasta mi alma y corazón- fue entregado a él voluntariamente en medio del placer y la agitación. Cualquier barrera o protección que hubiera quedado en mí como un mal hábito -ya fueran mis inseguridades o mi temor al cambio y a las cosas nuevas- se desvanecieron bajo el calor de su abrazo y la ternura de sus besos, que tenían un sabor delicioso y embriagante que tenía la habilidad de vaciar mi cabeza hasta que estuviera en blanco y no pudiera hacer otra cosa que concentrarme en él y en lo que hacía.
Aquella sensación y sentimiento, que nunca antes había sentido y estaba seguro no experimentaría con ninguna otra persona que no fuera él -mi amor y mi futuro- me hizo darme cuenta que -ahora más que nunca antes- estoy sincera, real, completa y perdidamente enamorado de Aaron. Y que él -a pesar de saber perfectamente que yo no soy más que un tonto torpe, inseguro y temeroso que necesita de por lo menos 20 alarmas escandalosas para despertar, que piensa demasiado las cosas, que la mayor parte del tiempo se pasa estudiando como un ratón de biblioteca y que podría tener a cualquier otra persona que fuera mejor- también lo está de mí.
-Te amo -murmura y yo lagrimeo un poco por ello, pues su amor y su sinceridad me abruman.
Se siente como que esto es mucho más de lo que merezco, pues he cometido tantos errores y he sido tan estúpido y egoísta antes, le he hecho daño... Sin embargo, daré lo mejor de mí. Haré todo lo que esté a mi alcance para que tengamos una vida muy feliz y amaré a Aaron al máximo, sin contener ni un poco mi amor por él, cada día, por el resto de nuestras vidas, que es el tiempo que con seguridad puedo decir que estaremos juntos porque puedo apostar cualquier cosa a que Aaron nunca me dejara ir, así como yo tampoco a él.
-Y yo a ti -le respondo con un hilo de voz mientras tiemblo y me estremezco incontrolablemente con cada movimiento que hacen sus caderas- Te amo.
Ya que mi sentido del tiempo se perdió en el momento en el que subimos al elevador en esa oleada de besos y caricias que terminaron por llevarnos hasta la cama, no tengo ni la más mínima idea de qué hora es cuando buscamos normalizar nuestras intranquilas respiraciones y cuerpos, más creí que caería completamente dormido en seguida, considerando el largo y ajetreado día lleno de emociones increíbles que habíamos tenido, pero no me sentía cansado para nada y -para ser honesto- tampoco quería irme a dormir.
Con certeza podía decir que éste día había sido el mejor de toda mi vida. Desde el momento en el que desperté hasta ahora todo ha sido más que perfecto. Y estoy feliz, mucho, más que feliz, pero -justo cuando creí haberme desecho de ellos- ése par de malos hábitos míos brotaron dentro de mí como un ardor que comenzó a darme punzadas en mi pecho a penas unos momentos después de que las luces de la habitación en la que dormiremos hoy se apagaron, anunciando el fin del 20 de agosto, nuestro día.
No eran tan fuertes como siempre las había sentido, pero de todas formas ahí estaban.
Mi tan conocido miedo e inseguridad me iban llenando lentamente mientras veía el anillo en mi mano que era a penas iluminado por la luz de la luna que se colaba por el gran ventanal con vista nocturna de Nueva York que tenía a mi lado. Y me sentía tonto por ello, porque su razón de aparecerse no era por el hecho de que ahora iba en serio que nos casaríamos y pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos -porque realmente deseaba que eso ocurriera- sino porque todo había salido tan bien y perfecto que aun cuando sé que mis ojos están abiertos y no estoy durmiendo, me siento dentro de un sueño. Un sueño que incoherentemente sentía iba a desaparecer en cuanto cerrara mis ojos y la oscuridad se dispersara con la luz del sol mañanero de un nuevo día.
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Nuestro Amor
RomanceEsta es la historia de Aaron y Stephen, dos principiantes en el amor con mentalidades y metas distintas, contada desde la perspectiva de ambos. El amor no es perfecto y ellos tampoco lo son, pero a pesar de eso ambos se mantienen juntos y avanzando...