8- Fuera de la residencia

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Stephen:

El sudor corre por mi frente a pesar de que el aire acondicionado está encendido. Siento como mi camisa, completamente desabrochada, se pega a mi piel con la humedad del sudor y como mi respiración caliente e irregular acelera mi cuerpo.

La potente mirada oscura de Aaron me estremece pero estoy más asustado que excitado.

-No...-suplico intentando alejar sus dedos de mi entrada

Quiero que me toque aún más pero no aquí. No después de enterarme de aquello.

-¿Por qué no?-pregunta Aaron-¿te duele?

Niego con la cabeza

-¿Podemos no tener sexo hoy?-digo, casi como un susurro

Aaron me mira sorprendido un segundo para el siguiente dirigirme una mirada acusadora.

Joder.

-¿Por qué?

Mi rostro se pone caliente. Hago una mueca y el curva una de sus cejas hacia arriba sin entender.

-¿Ya lo olvidaste?-pregunto

Aaron ladea la cabeza

-¿Qué?

Tapo mi rostro con mis manos, esto es tan vergonzoso.

-Pueden oirnos-murmuro

Y ese era el problema. Las paredes eran tan delgadas que tanto Scott como el de la habitación continúa podían oír todo lo que hacíamos, podían oír mis gemidos y pequeños gritos cuando Aaron me lo hacía y mis súplicas por que no lo hiciera.

A pesar de que nuestra relación ya no era algo que escondiéramos, nadie necesitaba saber cuando teníamos sexo...o si yo soy el que va abajo en nuestra relación.

Puede que a Aaron no le importara pero a mi si.

-¿Por qué no contienes la voz?-pregunta con lascividad en la mirada

Tuerzo los labios.

-Lo intenté ayer pero no pude-suspiro recordando lo que Aaron me había hecho y lo mucho que había gemido

-¿Y qué sugieres? ¿No tener sexo hasta graduarnos?-gruñe-te recuerdo que a ti te faltan casi cinco años

-No-respondo, no podría aguantar cinco años sin sexo- pero no aquí, en cualquier lugar pero no aquí

Aaron frunce el seño pensativo y se acuesta a mi lado, apoya su codo derecho en la cama y su mejilla en su mano. Me ve desde arriba y apunta a nuestras erecciones con su otra mano.

-¿Y qué hacemos con esto si no podemos tener sexo?-pregunta con un suspiro

-Lo que quieras pero no lo metas-digo

Entonces aparece una sonrisa maliciosa que hace que un escalofrío me recorra la espalda.

Aaron acerca su mano izquierda a mi rostro y levanta mi barbilla en su dirección, yo lo miro queriendo estremecerme por la expresión que tiene.

-Entonces, ¿por qué no me la chupas mientras te masturbas?

Mis ojos se abren como platos. Mi corazón comienza a punzar y a palpitar con más fuerza y siento mi rostro arder en rubor. No esta bromeando.

-Puedes hacer eso, ¿no?

Claro que podía pero...

-Dijiste que lo que yo quisiera

-Se me olvida cuán pervertido eres a veces...

Aaron sonríe

-¿Eso es un si?-pregunta

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora