Stephen:
El sudor corre por mi frente a pesar de que el aire acondicionado está encendido. Siento como mi camisa, completamente desabrochada, se pega a mi piel con la humedad del sudor y como mi respiración caliente e irregular acelera mi cuerpo.
La potente mirada oscura de Aaron me estremece pero estoy más asustado que excitado.
-No...-suplico intentando alejar sus dedos de mi entrada
Quiero que me toque aún más pero no aquí. No después de enterarme de aquello.
-¿Por qué no?-pregunta Aaron-¿te duele?
Niego con la cabeza
-¿Podemos no tener sexo hoy?-digo, casi como un susurro
Aaron me mira sorprendido un segundo para el siguiente dirigirme una mirada acusadora.
Joder.
-¿Por qué?
Mi rostro se pone caliente. Hago una mueca y el curva una de sus cejas hacia arriba sin entender.
-¿Ya lo olvidaste?-pregunto
Aaron ladea la cabeza
-¿Qué?
Tapo mi rostro con mis manos, esto es tan vergonzoso.
-Pueden oirnos-murmuro
Y ese era el problema. Las paredes eran tan delgadas que tanto Scott como el de la habitación continúa podían oír todo lo que hacíamos, podían oír mis gemidos y pequeños gritos cuando Aaron me lo hacía y mis súplicas por que no lo hiciera.
A pesar de que nuestra relación ya no era algo que escondiéramos, nadie necesitaba saber cuando teníamos sexo...o si yo soy el que va abajo en nuestra relación.
Puede que a Aaron no le importara pero a mi si.
-¿Por qué no contienes la voz?-pregunta con lascividad en la mirada
Tuerzo los labios.
-Lo intenté ayer pero no pude-suspiro recordando lo que Aaron me había hecho y lo mucho que había gemido
-¿Y qué sugieres? ¿No tener sexo hasta graduarnos?-gruñe-te recuerdo que a ti te faltan casi cinco años
-No-respondo, no podría aguantar cinco años sin sexo- pero no aquí, en cualquier lugar pero no aquí
Aaron frunce el seño pensativo y se acuesta a mi lado, apoya su codo derecho en la cama y su mejilla en su mano. Me ve desde arriba y apunta a nuestras erecciones con su otra mano.
-¿Y qué hacemos con esto si no podemos tener sexo?-pregunta con un suspiro
-Lo que quieras pero no lo metas-digo
Entonces aparece una sonrisa maliciosa que hace que un escalofrío me recorra la espalda.
Aaron acerca su mano izquierda a mi rostro y levanta mi barbilla en su dirección, yo lo miro queriendo estremecerme por la expresión que tiene.
-Entonces, ¿por qué no me la chupas mientras te masturbas?
Mis ojos se abren como platos. Mi corazón comienza a punzar y a palpitar con más fuerza y siento mi rostro arder en rubor. No esta bromeando.
-Puedes hacer eso, ¿no?
Claro que podía pero...
-Dijiste que lo que yo quisiera
-Se me olvida cuán pervertido eres a veces...
Aaron sonríe
-¿Eso es un si?-pregunta
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Nuestro Amor
RomanceEsta es la historia de Aaron y Stephen, dos principiantes en el amor con mentalidades y metas distintas, contada desde la perspectiva de ambos. El amor no es perfecto y ellos tampoco lo son, pero a pesar de eso ambos se mantienen juntos y avanzando...