Extra 10: Un día normal. Parte 1

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Stephen:

El sonido de la secadora funcionando en mi mano llena la habitación, apagando por completo las voces de los actores de la película que se está reproduciendo en la televisión, pero a Aaron no le importa. Ni si quiera la está viendo porque no me quita lo ojos de encima. Me mira con sus profundos ojos azabaches y yo me ruborizo, pero finjo no darme cuenta.

Tengo mi cuerpo encima del suyo. Estoy sentado sobre su regazo, con mis piernas a cada lado de su cuerpo mientras le revuelvo su cabello húmedo con el aire de la secadora. Él tiene sus brazos alrededor de mi. Me abraza y me acaricia suavemente con sus manos al mismo tiempo me mira atontado mientras le seco el cabello.

-Te quiero -me dice de la nada y no puedo evitar soltar una sonrisa.

Ni si quiera tienes que decirlo para que me de cuenta. Es tan obvio por la manera en que me miras con tus brillantes ojos negros que me daría cuenta aunque no me lo digas... pero me encanta oírtelo decir.

Le doy un pequeño beso en sus labios.

-Y yo a ti, amor.

-¿Hoy no tienes que ir a ningún lugar? -pregunta, su voz anhelando un "no" por respuesta.

Alzo la boca de la secadora hacia el techo y le agarro el rostro entre mis dedos, me inclino hacia él y le planto otro beso, pero ahora en su frente. Aaron cierra momentáneamente sus bonitos ojos, como si intentara concentrar todo su sentido del tacto al lugar en su frente que tocan mis labios.

-Soy todo tuyo hoy -respondo y vuelvo a mi trabajo de secarle el cabello- no voy a ir a ninguna parte.

Aaron abre sus ojos, le brillan con genuina felicidad y, sin previo aviso, comienza a darme múltiples besitos en mi cuello y rostro que me hacen cosquillas. Me inclino hacia atrás entre risas para evitar su ataque de besos pero él se tira hacia adelante y me sostiene la espalda con sus manos para que sea incapaz de alejarme de él.

-Para -me río, pero él continúa.

-Te quiero -murmura entre besos a mi piel- te quiero. Te quiero mucho.

Estiro mis brazos por encima de sus hombros, le acaricio su un poco húmedo cabello por parte de atrás de su cabeza y cruzo nuestras miradas en una sonrisa que no expresa lo feliz que me siento en este momento.

-Yo también te quiero -murmuro sólo para él- te quiero demasiado. Te quie...

No termino de hablar cuando sus labios me interrumpen para besarme con ternura. Soy incapaz de detenerme de derretirme en sus brazos. Siento la calidez de sus labios y de su respiración mientras le correspondo el beso hasta que el sonido de alarma de mi teléfono me indica que la lavadora ya debe de haber terminado su trabajo.
Me separo de su boca para silenciar mi teléfono. Aaron desliza sus labios de nuevo a mi cuello y comienza de nuevo a darme besos, pero esta vez siento su respiración un poco más caliente y agitada contra mi piel.

-Tengo que poner la ropa -digo desconectando la secadora y dejándola en un lado para tomar una toalla que me traje del baño y frotarla contra su cabello de Aaron.

Su color ya ha salido de nuevo. La raíz de su cabello ya es castaño claro, casi rubio, mientras que él resto de su cabello es castaño oscuro y negro en las puntas. Es un combinación extraña de colores, pero Aaron los lleva como nunca nadie más podría hacerlo. Incluso algunas personas le habían dicho que se veía genial de esa manera, pero a él no le gusta para nada.

-Me gusta tu cabello -admito y él sonríe, pero gira los ojos con ironía.

-Haré el desayuno -dice- ve a poner la ropa.

Me da una nalgada juguetona que me hace pegar un brinco pero reír al mismo tiempo y me bajo de su regazo para ir al cuarto de lavado. Aaron me sigue escaleras abajo con sus brazos rodeándome por detrás y sus labios murmurando cosas contra mi oído que me hacen ruborizarme y sonreír. Lo alejo de mi con un golpe juguetón una vez que terminamos de bajar la escalera y camino hasta el cuarto de lavado.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora