20- Año Uno

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Aaron:

Una vez que termino el desayuno y lo decoro de la manera más romántica que puedo, subo las escaleras tan rápido como mis piernas me dejan.
La emoción de que finalmente haya llegado este día me recorre el cuerpo tan rápido que a penas y noto la agitación de haber subido hasta el segundo piso con zancadas de a tres escalones.

Es entonces cuando su rostro durmiente y el suave sonido de su respiración se hacen presentes frente a mi.

-Stephen-lo llamo desde la puerta de nuestra habitación con la sonrisa que no he podido borrar de mi rostro desde que desperté esta mañana-Stephen-repito cuando no obtengo ni una respuesta ni un movimiento por su parte.

Stephen nunca ha sido una persona mañanera. Si no fuera por que pone un sin fin de alarmas y por que yo lo despierto, solo Dios sabe a que hora se levantaría.

-Stephen-murmuro al mismo tiempo que me acerco hasta su lado de la cama.

Lentamente me siento junto a él. Acaricio su mejilla suavemente con mis nudillos mientras el respira pacíficamente en sus sueños y me deleito con la preciosa imagen de la persona que quiero mientras duerme.

-Amor-lo llamo, él suelta un suave "¿Mmm?" pero mantiene los ojos cerrados-cariño

Me inclino hacia él. Le beso el rostro con suavidad repetidas veces con la esperanza de que me corresponda con un beso en los labios y cuando lo hace... Dios, se me derrite el corazón.

-Buenos días, amor-le sonrío una vez que abre un poco sus precioso ojos verdes.

Él se ruboriza, aún sin poderse acostumbrar a mi llamándole por apodos cariñosos, me devuelve la sonrisa tímidamente y aferra sus manos detrás de mi cuello para besarme una vez más.

-Buenos días-murmura, hace una pausa en la que se llena de valor y luego habla con el rostro enrojecido- cariño...

Suelto una risa tonta. No son muchas las veces en las que soy capaz de escucharlo decir cosas como esa.

-¿Sabes que día es hoy?-pregunto sin poder esconder la emoción en mis palabras.

Stephen suelta una risa y asiente repetidas veces, rozando su nariz con la mia mientras lo hace.

-¿Lo hacemos ya? Llevo semanas queriendo hacerlo-admito

Stephen se sienta de un brinco. Se prepara para correr como si estuviera a punto de hacer una carrera de vida o muerte, y luego me mira.

-Ve por el tuyo y yo iré por el mío-dice, emocionado.

Emocionado por su entusiasmo, lo imito. Me preparo para buscar lo que he preparado lo más rápido que puedo y lo miro divertido cuando me doy cuenta de que se lo está tomando tan en serio como yo.

-A la cuenta de tres-anuncio.

Stephen asiente.

-Uno-digo

-Dos-continua

-¡Tres!

Ambos salimos disparados en direcciones opuestas. Él corre hacia la habitación continua y yo hacia mi escritorio. Abro uno de los cajones que tuve bajo llave estas dos semanas, regreso a nuestra habitación con el pequeño paquete y me tiro en la cama antes de que el pueda declararse ganador en nuestra pequeña carrera.

-¡Gané!-me río

Stephen hace un mohín.

-No estábamos compitiendo- enfurruña

Suelto una risa. Enredo mis brazos en su cuerpo y lo hago sentarse en la cama con la caja de regalo que lleva en sus manos.

-No seas mal perdedor-sonrío y le planto un beso-es nuestro primer aniversario después de todo.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora