19- Hacerlo bien

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Stephen:

Después de lo que pasó con Brett Hamilton todo avanzó y pasó rápidamente.

Aaron no tuvo sexo conmigo esa noche, se había preocupado y enojado tanto que lo único que quería era abrazarme toda la noche para asegurarse de que estuviera bien... o de que no volviera a hacer alguna tontería.
Brett dejó de ir al consejo estudiantil y después de un par de días en los que permaneció fuera de mi mapa, presentó una renuncia oficial al consejo y no he vuelto a verlo o a oír de él.

Las cosas al fin parecían estarse poniendo en su lugar y pensé que después de esto todo volvería a ser como antes: Aaron y yo viviendo en una bonita burbuja en la que parecía estábamos de luna de miel y así fue, sin embargo algo se sentía... ¿diferente?

-Nnngh...

Con el periodo de exámenes justo a la mitad, eran breves pero preciados los momentos en los que me veía capaz de dormir y de tener un momento para disfrutar a mi novio, razón por la que en cualquier momento en el que podía despegar los ojos y las manos de mis libros de texto me concentraba en  calmar mis ansias por Aaron para el siguiente momento en el que tuviera que volver a tomar otro libro.

Aaron siempre me corresponde y me satisface más de lo que necesito cuando se trata de sexo, y después de lo que había pasado con Brett puedo sentir que se ha vuelto más posesivo, atento e incluso más celoso.

En cualquier momento que lo hacemos su boca no deja de hacerme marcas en todo el cuerpo, está aún más al pendiente de lo que hago o si estoy bien y anuncia aún con más descaro el hecho de que estamos juntos.

Ninguna de esas cosas me preocupan, a excepción de los obvios chupetones en lugares visibles. De alguna manera me gusta ser el centro de toda su atención pero, por alguna razón... Aaron no me parece feliz.

Me parece más bien preocupado.

-Te quiero-susurra contra mi oreja al mismo tiempo que da un último empujón en mi interior-te quiero...

Suspiro. Su voz me eriza la piel.

Rodeo su desnudo cuerpo con mis brazos en lo que el sudor post sexo es secado por el aire acondicionado de nuestra habitación y disfruto de nuestro nido de amor.

Su cuerpo está acostado sobre el mio. Su pecho está contra el mio y su miembro aún está dentro de mi y, a pesar de que me duele el trasero y la espalda, no quiero que lo saque.
Me aferro a su bonito cabello negro con mis dedos y lo acaricio mientras el continua diciéndome que me quiere. Cierro mis ojos e inhalo su escencia y me pierdo en ella. Nuestros corazones y respiraciones se vuelven una al estar tan cerca una de la otra e intento convencerme de que el hecho de que Aaron tal vez no sea feliz se trata de una de esas ideas tontas que tengo de vez en cuando.

-Te adoro-sigue él-Te quiero...

-Harás que me corra de nuevo si sigues diciéndome ese tipo de cosas-admito con ironía esperando a que se ría y suelte alguna frase obscena típica de él que nos lleve a nuestra segunda ronda de sexo de el día pero ni si quiera sonríe.

-Lo digo en serio-repone con voz sincera y grave.

Sus ojos negros me miran por debajo de sus pestañas, un brillo aterrado e inquieto iluminándolos. Cruzo miradas con él y lo analizo. Busco algún tipo de pista que me indique qué es lo que es diferente desde hace una semana, pero él desvía la mirada, acuesta su mejilla sobre mi pecho y me rodea con sus brazos y piernas al tiempo que su respiración se va relajando.

-Te quiero-vuelve a decir, su voz sonando dulzona en mis oídos-...demasiado

Sonrío. Enredo mis dedos aún más en su mata de cabello negro y le beso la nuca intentando aliviar algo que ni si quiera sé si es real.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora