Extra 5: La razón de ser un imbécil

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*Dos semanas antes*

Harry:

Aaron pasó por las puertas sonriendo, como lo hace últimamente, su cabello alborotado por algo que no parecía ser el viento y su cuerpo despidiendo un aroma de colonias combinadas y un poco de sudor. El hecho de que Aaron ya no era virgen y que tenía más sexo que toda la familia junta nunca fue un secreto, y nunca nos importó realmente por que, bueno, era sólo sexo, pero esta vez era diferente.

Con esa sonrisa del hombre más feliz del mundo, ese olor desprendiendo de su cuerpo y su recurrente interés por cosas por las que solía ni molestarse en mirar, eran una gran señal de que lo que sea que tuviera con ese chico debía terminar de una vez por todas.

Aaron rebuscaba cosas en el piso de su antiguo armario cuando entré a la habitación. Sus ojos oscuros cayeron sobre mi tras unos instantes y me miraron sorprendidos.

-Vaya milagro-se burló-aún no es un día festivo

-Mamá quiere tenerme aquí el fin de semana-explico

-¿Por qué?-pregunta antes de volver a urgar entre sus cosas

-Dice que trabajo demasiado

-Tiene razón-ríe

-Hay cosas que se tienen que hacer, Aaron

-Lo sé-concuerda-pero hay otros doctores en el mundo-me mira-no tienes por que hacerlo todo tu.

Frunzo el ceño.

-Si hay alguien que necesita ayuda, no pienso darle la espalda si puedo ayudarlo a vivir-espeto, furioso.

Aaron hace una mueca.

-Solo no te sobre esfuerces, eso es lo único que te piden mamá y papá, eso y que los visites más que una vez cada dos meses o solo en días festivos.

Desvío la mirada, apretando los dientes por debajo de mis mejillas. Simplemente no lo entienden.
Lo analizo en silencio por un momento.

Aaron nunca se había visto más radiante.

Sus ojos incluso le brillan. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que ese chico lo ha convertido en una persona completamente nueva y le ha abierto las puertas a un mundo que desconocía.

Aún recuerdo cuando me pasó a mi. La felicidad se desborda, sientes como si el mundo se sacudiera debajo de tus pies gracias a esa persona y se te dificulta pensar en algo que no sea él, o sus ojos, o su sonrisa...

Y es por eso que debe acabar de una vez.

-¿Cuánto tiempo más planeas estar con ese chico?-cuestiono, mi voz sonando más hostil de lo que hubiera querido

-"Ese chico" tiene nombre y es mi novio-replica, guardando un centenar de lápices y pinceles en una mochila. Se levanta, cierra las puertas del closet café y se hecha la mochila sobre el hombro antes de detenerse a mirarme-le quiero, Harry-admite-no terminaré con él.

-No me llames Harry-espeto

Aaron hace una mueca, yo frunzo el ceño.

-No tiene futuro, Aaron-digo-pierdes tu tiempo

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora