23- Muy pronto

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Aaron:

Entre sus piernas... para mí es el mejor lugar en el que podría estar.

-Ah...

Stephen se estremece. Tiembla ante la sensación de mis labios besando su cuerpo y se ruboriza. Pinta su piel de un color rosado que me hace querer estar dentro de él y hacer de las mías, pero me aguanto. Me aguanto, sólo para poder besarlo y admirarlo mientras lo hago.
Es la mañana siguiente al día en el que me suplicó con ojos llorosos y labios temblorosos que lo abrazara y lo besara hasta que se quedara dormido si estaba demasiado cansado como para tener sexo. Sus lágrimas dispararon oleadas de culpa en mi cuerpo por no haberle prestado la atención que se merece en las últimas semanas, pero ahora estoy renovado. Estoy lleno de energía y lleno de un deseo irremediable por sostener su cuerpo desnudo entre mis brazos mientras le hago el amor.

-¡Por favor...!-me riñe, su erección soltando presemen.

Intento aguantar una sonrisa por su desesperación al morder mi labio y alzo mi mirada hacia sus preciosos ojos verdes, que me miran con frustración contenida.

-Quiero disfrutar esto, Stephen-murmuro contra su piel

Stephen suelta un gruñido en protesta.

Uso mis manos para extender sus piernas. Hago que las abra hasta el punto en el que soy capaz de tener una vista completa de sus partes bajas y le doy un mordisco en la parte interna de su muslo izquierdo.

-¡Aaron...!-chilla, su voz a penas sonando como un lejano jadeo.

Suelto una risa con mis labios pegados a su piel. Beso el lugar en el que ahora descansa una marca de mis dientes y alzo mis ojos hacia los suyos de nuevo.
Stephen me mira por debajo de sus ruborizadas mejillas, pendiente de todos mis movimientos. Sus labios están abiertos y en forma de "O" mientras se estremece y se retuerce de placer frente a mi.

-Perdón-susurro al darme cuenta que le he mordido muy fuerte-ha pasado un tiempo.

-Lo sé...-responde- pero me siento extraño así que... ah... no seas malo...

Alzo una ceja ante su respuesta.

Continúo besándole el interior de los muslos, trazando mi camino desde su rodilla derecha hasta su rodilla izquierda para luego concentrarme en el centro. Muevo mis manos hasta llegar a su trasero y lo acaricio antes de usar lo que su cuerpo me había estado rogando que usara desde que empecé a besarlo.

-¿A qué te refieres con extraño?-pregunto, un tanto consternado por su comentario anterior.

Stephen cierra los ojos, traga saliva y niega con la cabeza como si hubiera algo que no pudiera entender.

-No lo sé...-admite- mi cabeza me duele, mi cuerpo también... me siento caliente en este momento pero... de alguna manera tengo frío...

En ese momento me freno. Me siento en la cama para darle una rápida mirada a su rostro y cuando me doy cuenta de que el color rojo de sus mejillas no es el que tiene normalmente cuando se sonroja, le toco la frente. Él entreabre sus ojos para verme jadeante y preguntarme qué estoy haciendo.

-Estás hirviendo-le digo, el pecho dándome una fuerte punzada cuando la preocupación comienza a abordarme-espera aquí.

Me levanto de un brinco, me pongo los bóxers de nuevo y me encamino rápidamente hacia él baño.

-¿Aaron?...-masculla suavemente

Mis manos se dirigen hacia la pequeña canasta café de la repisa en donde tenemos toallas y mi caja de juguetes y tomo el termómetro que no creí llegaríamos a usar nunca para después regresar y ponérselo en su boca.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora