32- Lo que eres.

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Stephen:

Unas dos semanas después de empezar con lo preparativos para la ceremonia de graduación de los de último año -Aaron incluido- el consejo estudiantil ya había hecho la mayor parte del trabajo. Lo habíamos hecho increíblemente rápido y a pesar de que faltan algunos detalles para que pudiera tomarme un descanso de todas las reuniones del consejo y la presión de ser el organizador de todo el evento, ya estaba listo para largarme e ir a disfrutar de una bien merecida noche -y día probablemente- de sueño.

Estoy agotado. No he estado durmiendo lo suficiente por estar organizando esto, por mis tareas y prácticas de medicina y demás cosas que me he visto obligado a hacer por ser el presidente estudiantil. Pero a pesar de que me siento como si en cualquier momento fuera a caer rendido en el suelo, he comenzando a sentirme feliz por como ha estado yendo todo.

Todo parecía estar yendo por un buen camino. Los novatos han estado haciendo un buen trabajo y los miembros antiguos del consejo estudiantil parecen sentirse bastante cómodos con ellos así que no vi la falta de comunicación o socialización que me temía pudiera pasar al ser nuevos y eso me alegró. Aaron y yo no hemos discutido en lo absoluto, al contrario, estamos mejor que nunca. Puede que últimamente no hayamos salido a citas o a algún otro lugar que no sea la universidad y nuestra casa por mi poca disponibilidad de tiempo y poco estado de animo pero no importa porque en todo este tiempo me ha hecho compañía. Me ha animado en los momentos en los que el estrés se ha apoderado de mi, ha cuidado que no me salte ninguna comida y me ha llevado de aquí para allá cuando necesito a pesar de que él ya haya terminado de hacer sus cosas. 

Sonrío al darme cuenta de que -más que antes- Aaron se ha convertido en mi roca. Se ha convertido en aquella persona que me hace seguir adelante y en la que puedo recargarme cuando necesito que alguien me anime y me haga sentir mejor cuando siento que mi día es una mierda.

Es simplemente perfecto. 

Todo parecía estar llevando un buen curso así que comencé a sentirme a gusto con todas aquellas decisiones que me habían traído preocupado durante varias semanas. Me sentí tranquilo por haber elegido correctamente a los miembros nuevos del consejo estudiantil y feliz con el hecho de que tanto mi vida universitaria como amorosa estaban tal y como quería. No tenía ningún problema. Todo estaba tan bien que -como una típica paranoia mía- me preparé mentalmente para que algo malo ocurriera. Tal vez alguna discusión con Aaron -poco probable en realidad-, algún problema con las tareas para la graduación -casi imposible- o alguna tarea problemática que al señor Miller se le pudiera ocurrir encargarme y creí estar listo para lo que sea que quisiera arruinarme el momento más sereno que haya tenido en mucho tiempo pero, cuando llegó, me di cuenta de que no lo estaba en lo absoluto.

-Me gustaría postularme para ser el presidente estudiantil -suelta uno de los novatos.

La sala se queda en silencio en cuanto se calla, dejando caras atónitas de los miembros antiguos del consejo y caras expectantes por parte de varios de los novatos. Carol no tarda ni un segundo en poner mala cara hacia el chico. Lo mira como si acabara de decir la mayor estupidez que haya escuchado jamás pero permanece en silencio, esperando mi respuesta. Yo lo miro por unos segundos, intentando descifrar cuál es su nombre y por qué había decidido decir algo como eso en medio de una discusión sobre que color deberían ser las invitaciones de la graduación de los de último año.

-No estamos recibiendo postulantes para presidente estudiantil -digo tan educado y amable como mi paciencia me permite.

-¿Por qué no? -replica el chico con desdén.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora