—Ay, dioses, no —se quejó Lev por lo bajo antes de que An pudiera responderle algo.
An siguió la mirada de Lev y vio a una rubia acercándose a ellos, seguida de Lissa y Kat. Supuso que esa era la dichosa Natalie, pero para su decepción, Meghan no iba con ellas. Las dos chicas se detuvieron junto a un par de chicos y Natalie siguió avanzando. Por alguna razón que desconocía, ella siempre asociaba a las rubias con cuerpos demasiado exuberantes y curvilíneos, pero esa rubia solo tenía grandes los labios, de cuerpo era muy menuda, y ni el escote tan grande de su vestido conseguía hacer gran cosa.
—¡Hola! Creí que no vendrías —dijo Natalie, poniendo toda su atención en Lev, quien había vuelto a poner su cara digna de funeral—. Aunque me...
—La verdad no tenía planeado hacerlo —interrumpió él, con ese tono tan cortante que había usado con ella el primer día.
«Ouch», pensó An al ver la expresión de Natalie. Si a ella le había generado molestia aquel tono cuando ni siquiera lo conocía, no se imaginaba cómo debía estar sintiéndose la rubia, que a todas luces parecía estar enamoradísima de él.
—De todas maneras me alegra que hayas podido venir —contestó ella, intentando recuperar la expresión de felicidad que tenía antes—. ¿Quieres algo de tomar?
Lev se limitó a negar con la cabeza.
—Discúlpalo, perdió a su perro hoy y no está pasando por un buen momento... —le dijo An, más que nada para molestarlo por ser tan odioso.
Natalie se sorprendió al oírla, giró su rostro hacia ella con los ojos bien abiertos.
—Ah, lo siento, no te había visto, hola —dijo, mirándola con cierto desdén, tal como lo había hecho Kat.
«¿En serio?», pensó An indignada. Era más alta que ella, y eso que no llevaba tacones, además estaba parada a medio metro de Lev, pero claro, seguro que no la había visto. Intentó sonreír.
—Claro, no te preocupes. Natalie, ¿cierto?
Ella asintió.
—Y tú eres la chica nueva que amenazó a mi mejor amiga el primer día —le recordó, justo como An estaba esperando—. Tienes suerte de que Meg no haya podido venir, o de lo contrario ya te habría echado. —La entristeció un poco oír que la pelirroja tonta no estaba presente, ¿cómo iba a divertirse si no había alguien a quien molestar con su sola presencia?—. Si no lo hago es solo porque las chicas me dijeron que viniste con Jake y él me agrada, solo por eso te puedes quedar —agregó con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Ay, qué amable eres —replicó An con ironía, acercándose a ella hasta quedar a su lado. Contuvo el impulso de echarse a reír cuando la vio tensarse ante su cercanía, ¿acaso creía que iba a amenazarla como a Meghan? Antes de que pudiera apartarse, le colocó una mano sobre el hombro—, pero sabes, deberías tratarme un poco mejor de verdad, porque de no ser por mí, ahora tu amorcito no estaría aquí en tu fiesta —se burló, mirando a Lev de soslayo al pronunciar la última frase—. Hasta me merezco un gracias, ¿no crees? En fin, no importa, ya me voy... ¡Suerte! A ver si logras derretir al rey del hielo... —Le dio una palmadita en el hombro y se alejó de ella.
Antes de dar la vuelta por completo, vio que Natalie estaba roja de la vergüenza, y Lev parecía un perro rabioso a punto de morderla. Con esa divertida imagen en mente, se dio la vuelta y echó a andar hacia el grupo de personas que estaban observando la partida de "beer-pong", pero cambió de rumbo en el último segundo al ver salir a Jake y su hermana de la casa.
Jake le tendió un vaso de plástico y ella lo agarró sin siquiera preguntar qué bebida era.
—¿Acabas de dejarlo solo con Natalie? —preguntó él, mirando casi horrorizado por encima del hombro de An en dirección a donde estaba su amigo—. No debiste hacerlo, en cuanto se libre de ella va a venir a asesinarme por sugerir que viniéramos aquí... Mejor vuelvo adentro, ¿vienen?
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Alianza de sangre
FantasyDiez años atrás, ellos fueron enviados al mundo humano, donde estarían a salvo. Los recuerdos de todo lo vivido en su mundo fueron escondidos para que ambos pudieran llevar una vida normal. En ese entonces, Anayra y Lev eran solo unos pequeños, uni...