Durante noviembre y diciembre, el clima siguió bajo el control de Lev, o al menos eso creía An. Llovía a diario, a veces durante casi todo el día y otras solo durante la noche, y cuando no había lluvia, nevaba. En apenas dos meses, ya habían tenido unas siete tormentas de nieve, unas quince tormentas eléctricas, y dos o tres de granizo. En las noticias ningún meteorólogo era capaz de dar un pronóstico exacto. Y por fortuna, más de una vez habían suspendido las clases, e incluso adelantaron las vacaciones de invierno, de modo que An ya no tenía que cruzarse con Lev tan seguido.
Ni siquiera presenciaba los entrenamientos, que a causa del mal tiempo se hacían en el sótano, pero sabía por Gwen que tanto Jake como Lev lo estaban haciendo bastante bien en el manejo de la espada, no lo suficiente como para ganarle a su padre, pero al menos ya no los derribaba en cuestión de segundos. Matt insistía en que ella se uniera a las prácticas, decía que no era bueno que estuviera tanto tiempo sin pelear, que acabaría perdiendo la forma física. Tenía razón en eso, pero ella sí peleaba.
Cada fin de semana iba a algún bar, y siempre había un idiota al cual golpear, no hasta la muerte, y tampoco con su verdadera fuerza, pero una nariz rota o un ojo morado le bastaban para aplacar un poco su ira. Francis también la ayudaba, él había tomado clases de esgrima desde los trece, había participado en muchísimas competencias, e incluso había ganado varias. Por la universidad ya no le dedicaba tanto tiempo como antes, pero cada vez que se veían, él accedía a luchar con ella. Tenían estilos muy diferentes, ya que los movimientos de Francis eran casi delicados, y los suyos eran más bien bruscos y, según él, no peleaba limpio, pero de todos modos le servía para mantenerse activa.
Y no solo eso, también debía admitir que pasar tiempo con él la ayudaba a distraerse y sentirse un poquito mejor.
Aunque no bastaba. Seguía sin ser ella.
Antes de recuperar sus recuerdos, toda su vida se había sentido bien, tal vez no tan normal como cualquier otra persona, y tenía la sensación de que algo no estaba del todo correcto, pero se sentía bien y ya. Después de recordar todo, algo parecía haberse acomodado en su interior, pero no tener a su madre y saber que se hallaba encerrada en una asquerosa celda la entristecía, le preocupaba y le generaba más estrés que ninguna otra cosa. Aun así, no se sentía del todo mal, porque había recuperado su amistad con Lev y juntos arreglarían todo. Y cuando aceptó que no era una simple amistad lo que sentía por Lev, y creyó que él también la quería, cada parte en su interior pareció encontrar su sitio correcto. Se sintió completa, plena, en un estado de pura armonía.
Sin embargo, ahora ya no tenía a Lev, ni a su madre, y toda ella era un completo caos. Su ira era como un perro rabioso sin correa ni dueño que lo controle, la tristeza se convirtió en una huésped diaria, la alegría pasó a ser una visitante efímera, y su alma parecía estar hecha a base de piezas de diferentes rompecabezas. Ninguna encajaba bien con las otras.
Lo único bueno era que ya solo faltaban dos días para navidad, y tres para marcharse. Si todo salía según lo planeado, pronto tendría a su madre con ella otra vez. Lo malo era que aún tenía que despedirse de su otra madre. Se le ocurrió que lo mejor sería por medio de una carta, tal como lo haría Gwen, así que ni bien acabó de revisar que tuviera todo lo necesario en su bolso de viaje, fue a sentarse frente al escritorio. Tomó una hoja, un bolígrafo, y, justo cuando estaba por comenzar a escribir, alguien llamó a su puerta.
—Adelante —contestó, girando en su silla para quedar de frente a la puerta.
Al cabo de un segundo, la mitad del cuerpo de Sara asomó en la entrada.
—Clarisse nos invitó a cenar hoy, y quería saber si tú...
—No, no iré —se apresuró a decir An.
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Alianza de sangre
FantasyDiez años atrás, ellos fueron enviados al mundo humano, donde estarían a salvo. Los recuerdos de todo lo vivido en su mundo fueron escondidos para que ambos pudieran llevar una vida normal. En ese entonces, Anayra y Lev eran solo unos pequeños, uni...