Capítulo 21

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—¡Te dije que esa bestia horrible no era un gato normal! —exclamó Gwen en cuanto su hermana y Lev terminaron de contar lo sucedido con Mau.

—Yo que tú dejaría de decirle bestia horrible ahora que sabemos que es un guardián que mide dos metros y puede zamparse hasta humanos... —murmuró Jake, para luego asomar la cabeza entre los asientos—. ¿Creen que se habrá comido al ogro?

—Espero que sí —respondió An a su lado, en el asiento del copiloto. Había insistido en que podía conducir sin problemas, pero su hermana se lo prohibió y, como ella no sabía conducir y Jake no tenía ganas, le tocó hacerlo a él.

—Es lo más probable. Según decían, son criaturas con un apetito muy grande —dijo Lev, mirando de reojo a Mau, que se encontraba durmiendo plácidamente sobre el regazo de An—. Y si en el tamaño que tiene ahora come tanto como dices, no quiero ni imaginarme todo lo que debe necesitar comer en su tamaño real...

—Sé honesto, ¿corremos peligro de ser devorados por él? —inquirió su mejor amigo.

—No nos ha hecho nada hasta el momento, es más, defendió a An, así que supongo que no. —Desvió la mirada hacia el celular de An, que por fin había prendido—. Deberías llamar a Sara ahora mismo —le dijo.

Al llegar al auto se habían encontrado con todos los celulares apagados, así que An había puesto a cargar la batería del suyo con el cargador para auto.

—Sí, y dile que avise a nuestros padres que estamos bien —añadió Jake—. O mejor luego me lo prestas para llamar a mi madre, así intento convencerla de que no me mate cuando llegue a casa por haber ignorado sus llamadas.

El celular comenzó a vibrar y en la pantalla apareció la palabra "Mamá", pero An no parecía dispuesta a atender. 

—¿Qué esperas? —le preguntó él.

—No tengo ganas de hablar con ella, comenzará a gritar y no me dejará explicar nada. —El celular dejó de vibrar y a los pocos segundos comenzó de nuevo, esta vez aparecía el nombre "Matt" en la pantalla. An desconectó el aparato al instante, atendió y lo puso en alta voz.

—¡Hasta que te dignas a responder! ¿Están bien, cierto? —preguntó Matt al otro lado del teléfono, su voz no sonaba para nada molesta.

—No, en realidad me morí y te estoy llamando desde el cielo...

—¿El cielo? Y yo que creía que desde el infierno —replicó él con el mismo tono irónico que había usado la bruja.

—¡Ya déjense de tonterías! ¡¿Por qué no has respondido a nuestras llamadas?! ¡¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?! —chilló una voz femenina, y An alejó un poco el teléfono con mala cara.

—Mamá, tranquilízate, ¿quieres? Tuvimos un problema, te lo explicaré cuando llegue a casa. Ahora estoy conduciendo, así que debo...

—Pásame a tu hermana entonces, seguro ella me lo puede explicar —la interrumpió Sara.

"Dile la verdad. Que tu gato se metió al auto y no nos dimos cuenta, que se nos escapó antes de llegar al campamento y por seguirlo acabamos perdidos en medio del bosque", le dijo Lev, y ella lo hizo a regañadientes. Estaba claro que no tenía demasiadas ganas de seguir conversando con su madre adoptiva. Tras cortar la llamada con ella le pasó el celular a Jake, que también llamó a su madre y le explicó exactamente lo mismo.

Lev no había dicho ni una palabra sobre su encuentro con Kier, y tampoco planeaba hacerlo, al menos no a An. Eso la pondría furiosa y estaba seguro de que comenzaría a maldecirlo a él y a todos sus antepasados uno por uno. Pero en cuanto se detuvieron en una gasolinera y se quedó a solas con Jake, decidió que a él sí debía decirle. Después de todo era como su hermano.

Alianza de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora