Diez años atrás, ellos fueron enviados al mundo humano, donde estarían a salvo. Los recuerdos de todo lo vivido en su mundo fueron escondidos para que ambos pudieran llevar una vida normal.
En ese entonces, Anayra y Lev eran solo unos pequeños, uni...
Bueno, después de unos tres meses por fin vuelvo a actualizar 😊 Para los lectores que no me siguen en Instagram, o no vieron el anuncio que hice acá en wattpad, les aviso que hace días dije que iba a actualizar hoy, y que iban a ser 3 capítulos, los últimos 3 capítulos... Sí, es el final, pero no se alarmen, van a encontrar una nota al final del último capítulo donde voy a aclarar varias cositas. Quiero volver a decirles gracias a todos los que siguen leyendo esta historia, que me tienen paciencia y me siguen brindando su incondicional apoyo. Ahora sí, pueden leer, y espero que lo disfruten 😊
¡Gracias, gracias, gracias! ❤
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Durante el mayor tramo del túnel, los seis caminaron sin emitir palabra alguna, acompañados solo por el ruido de sus pisadas. Lev, detrás de An que era la guía, avanzaba sumido en sus propios pensamientos, imaginándose qué diría o haría ni bien tener a su madre frente a él, o, si por el contrario, no la hallaba. Odiaba pensar en eso, pero era una opción muy probable. Tal vez Kier le había contado a Muirgheal sobre su plan de colarse en el castillo y rescatar a Yvaine y Arleth. Tal vez ya no las mantenía en las mazmorras, podría haberlas encerrado en cualquier otra parte. En ese caso sería su culpa, y todo por haber confiado en el imbécil que caminaba a su lado.
Lev lo miró de reojo, sintiéndose un completo estúpido. Kier se percató de que lo observaba y también lo miró, sus ojos desprendían pura desaprobación. Abrió la boca, de seguro para seguir regañándolo, pero entonces An y Gwen se detuvieron y los dos casi chocaron con ellas.
—¿Era el de la izquierda, no?
El círculo de luz que proyectaba la linterna de An iba de un lado a otro, iluminando las aberturas en las que se bifurcaba el túnel.
—Sí —respondió Lev a la vez que apuntaba su linterna hacia la entrada izquierda por acto reflejo.
—¿Y hacia dónde lleva el otro? —preguntó Jake.
Una sonrisa asomó a los labios de Lev. Por muy molesto que estuviera Jake con él, su curiosidad parecía ser más fuerte.
—No sabemos. Una vez fuimos por ese lado pero había más entradas, y decidimos volvernos, nos daba miedo perdernos.
—¿Y hacia dónde lleva este? —interrogó Kier.
—Estamos bajo tierra, ¿todavía no lo adivinas? —contestó An con aspereza—. Lleva directo a las celdas.
—Ahora entiendo por qué les gustaba tanto meterse a jugar ahí en el último tiempo... Creía que solo iban porque tú estabas demente y este idiota no era capaz de decirte que no a nada.
Lev volvió a apuntar la linterna hacia arriba, de modo que los iluminara mejor a ambos, y le lanzó una mirada muy poco amistosa a Kier. Él lo vio pero ni se inmutó, y, en tono de reproche, añadió:
