Solo voy a decir...
Ámenme, bai ❤
Acababa de abandonar la oficina de Matt cuando oyó el timbre y tuvo que volver sobre sus pasos. Ni bien abrir la puerta se vio tentada de cerrarla otra vez, sin embargo no lo hizo, ya que Lev venía acompañado de Jake, y ella no tenía nada en contra de su cuñado. Lo saludó como siempre, e ignoró a Lev, que no pareció para nada sorprendido con su actitud.
—Hola, señora Dreygner —saludó Jake con una sonrisita casi burlona.
An lo miró mal.
—Mi apellido real es Vlaeminck —aclaró en voz baja para que Matt, que seguía en su oficina, no los oyera—. Dreygner es el apellido del idiota este, ya deberías haberlo aprendido. Ah, y como me vuelvas a decir señora te parto la cara.
—Tranquila, mujer... Solo bromeaba, no te pongas así —dijo él, extendiendo ambas manos hacia adelante y moviéndolas hacia abajo en señal de que se relaje.
—Me duele la cabeza, hoy no estoy para bromas —dijo, guiándolos hacia la sala—. Pueden esperar aquí, afuera, o en donde ustedes quieran. Hagan de cuenta que es su casa, no creo que Matt se tarde —agregó, y se dio la vuelta para regresar a su habitación.
—¡Espera! —dijo Jake, obligándola a detenerse—. ¿Cómo se encuentra Gwen? ¿Ya está mejor? Le envié varios mensajes pero ni siquiera los ha visto...
—Se quedó dormida, es por eso —le respondió—. Pero no te preocupes, ya se encuentra algo mejor.
Jake asintió a modo de entendimiento, y a ella le pareció que iba a decir algo, pero cerró la boca en cuanto oyó el sonido de una puerta seguido de pasos. Matt apareció junto a ellos en pocos segundos, subiéndose las mangas de la camiseta blanca hasta el codo.
—Hola, ¿ya están listos para empezar? —preguntó, dirigiéndose a los chicos, para luego encaminarse a la cocina, donde se hallaba la puerta que daba al patio trasero.
—La verdad no, todavía me duele la espalda y la pierna derecha —se quejó Jake, siguiéndolo.
—Bueno, tendrán tiempo de descansar y reponerse porque me voy mañana por unos días...
An dejó de oír cuando Matt y Jake desaparecieron tras la puerta, y entonces se percató de que Lev aún seguía ahí. Él se acercó, y ella hizo el amago de irse.
—Bruja... —la llamó Lev en un tonito de lo más lastimero, de modo que An se cruzó de brazos y le dio una mirada que rezumaba veneno—. De verdad lo siento —añadió, y para su sorpresa, sacó la mano del bolsillo de su sudadera y le tendió un chocolate.
An le echó una mirada a la tableta de chocolate y luego a él sin cambiar de expresión. Aunque algo en su interior pareció dejar de funcionar con normalidad por unos segundos, haciéndola sentir muy extraña.
—¿Crees que vas a comprar mi perdón con un chocolate?
—No perdía nada intentándolo... —respondió él sin alterarse y encogiéndose de hombros. Hizo ademán de volver a guardarse el chocolate, pero An se lo quitó de un tirón.
—Que lo tome no significa que estés perdonado, ¿te quedó claro?
—Tan claro como el agua. —Lev hizo un asentimiento a la vez que las comisuras de sus labios se elevaban ligeramente—. Por cierto, puedes estar presente cuando hable con Matt luego del entrenamiento...
—¿Y de qué tienes que hablar con Matt? —inquirió muy intrigada.
Lev frunció el ceño al oírla y, tras unos segundos mirándola en silencio, preguntó:
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Alianza de sangre
FantasyDiez años atrás, ellos fueron enviados al mundo humano, donde estarían a salvo. Los recuerdos de todo lo vivido en su mundo fueron escondidos para que ambos pudieran llevar una vida normal. En ese entonces, Anayra y Lev eran solo unos pequeños, uni...