Capítulo 16

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Al poner un pie en Anraicht, An se vio engullida por la más completa oscuridad. Era incapaz de ver algo, solo sentía el brazo de su hermana aprisionado entre sus dedos, y a Mau moviéndose en un intento por escaparse de su agarre.

—An, ¿qué está pasando? —oyó preguntar a Gwen en un susurro.

—No lo sé, pero no te alejes de mí, ¿ok? —An tiró de su brazo y la acercó a ella.

—¿An? ¿Gwen? —preguntó Jake, y cuando An respondió que sí eran ellas lo oyó soltar un exagerado suspiro de alivio—. ¡Ah, qué suerte! Ya me estaba imaginando que se trataba de alguna criatura rara que iba a comernos...

—¿Me pueden explicar qué es esto? ¿Por qué todo está tan oscuro? —inquirió An, que había comenzado a perder la paciencia por estar a ciegas.

—Eso pregúntaselo a Lev, cuando yo crucé el cielo estaba normal... ¡Llegó él y todo comenzó a ponerse negro!

—¡Yo no hice nada! —exclamó Lev—. Además, vean, ya se está yendo.

An miró hacia arriba por instinto, y también porque era cierto lo que él decía. La oscuridad había comenzado a desaparecer, y la escasa luz solar se filtraba a través de las copas de los árboles, iluminando el sendero en el que se encontraban parados. An observó a su alrededor con cautela, asegurándose de que no hubiera nada extraño escondido entre tantos arbustos y árboles.

—Oigan... —murmuró Jake, mirando al cielo al tiempo que levantaba un brazo y apuntaba a algo con su dedo índice—, ¿qué es ese punto rojo?

Mientras ella veía el gran destello rojo en el cielo, que parecía ir apagándose de a poco, su gato había conseguido escabullirse de ella y salir corriendo hasta perderse tras unos arbustos. 

—¡Maldita sea! ¡Mau! —gritó al tiempo que soltaba a su hermana para ir tras el animal.

—¡No! Espera. —Gwen la sujetó por el brazo y An volteó a verla con gesto cansado—. No puedes ir detrás de él, ni siquiera conocemos este lugar y ustedes han dicho que hay criaturas peligrosas... ¿Y si nos perdemos y no encontramos el camino de regreso hasta aquí?

An no necesitó meditar mucho al respecto para darse cuenta de que seguir a su gato no era la mejor idea, su hermana tenía razón. Ni siquiera tenía idea de en qué parte de Anraicht se encontraban, toda la comida y lo demás se había quedado en el auto, y si llegaban a perderse en el bosque no sobrevivirían ni una noche. Lo más sensato era cruzar el portal otra vez y regresar cuando estuvieran preparados. Sin embargo, no se sentía capaz de dejar a su gato allí...

—Bueno, podemos hacer lo siguiente... —comenzó a decir despacio, sabiendo que Gwen estaría en desacuerdo con ella—, ustedes se quedan aquí y yo lo voy a buscar, iré marcando los árboles con esto —explicó, refiriéndose a la punta de flecha de su collar—. Así no me perderé.

—¿Y si te sucede algo? —repuso Gwen—. Sé que quieres a ese gato, pero no irás... ¡No pienso dejar que pongas tu vida en peligro por un gato!

—¿Y cómo piensas evitar que vaya? ¿Sosteniendo mi brazo? Sabes que tengo más fuerza que tú —contestó An.

—Pero no más que yo —terció Lev, captando su atención—. De todos modos no voy a detenerte, iremos todos juntos a buscar a Mau. Y cuando digo juntos me refiero a no separarnos ni un solo metro por querer ir a explorar o lo que sea, ¿entendido? —añadió, dirigiéndose a Jake en particular.

—No me despegaré de ti ni aunque vea un hada —aseguró el rubio con una sonrisa, acercándose a Lev y apoyando una mano en su hombro.

—Aquí no hay hadas —aclaró Lev, y acto seguido se salió del sendero hacia la derecha para tomar el mismo rumbo en el que se había ido Mau.

Alianza de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora