🌹 Capítulo 3 🌹

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 Su cabello se veía limpio, brillante y suave, tenía un color rojizo natural bastante bonito que contrastaba con su piel blanca y súper tersa

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 Su cabello se veía limpio, brillante y suave, tenía un color rojizo natural bastante bonito que contrastaba con su piel blanca y súper tersa. Sus facciones eran refinadas y su cara parecía más joven de lo que realmente era, eso era realmente impresionante conociendo su edad. Ojos azules, mejillas coloradas y un hermoso brillo rosa discreto en sus labios, sin mucho maquillaje, no era realmente necesario. Bajo sus caderas caía un vestido con estampado floral muy bonito y las zapatillas la hacían lucir un aspecto bastante fresco y bonito. Sí, ella era la señorita White.

Después me miré en segunda persona, una persona amargada, solitaria. Mis ojos eran de varios colores en distintos días, mi cabello era súper negro y mi piel era exageradamente blanca, lo cual no me ayudaba el maquillaje negro que me gustaba aplicar de sombra en mis ojos. No me quejaba de mi cuerpo, pero era seguro de que yo estaba peor que ella, y su estilo jovial no se parecía nada a mi ropa gótica y oscura para nada.

Totalmente distintas. ¿A quién escogería tú? Sí, si yo fuera tú también la escogería a ella. Tan llena de vida, emociones, sentimientos, eligiendo la carrera de maestra por los jóvenes y niños, una persona carismática y encantadora... Lo que todos buscan en una pareja.

Bajo la cabeza y escucho como la maestra Beatríz da la clase con tanto ánimo que hace que los jóvenes se interesen en lo que dice. Una persona tan distinta a mí me hace ponerme triste y es porque sé que aunque quiera, nunca podré ser como ella y siempre seré antisocial, melancólica, solitaria y sin amor real.

La clase termina y es hora del recreo. Necesito salir un momento de toda la luz cegadora que deja salir la maestra de química, así que voy al baño de chicas y me lavo la cara. Sonrío mostrando los dientes al espejo y veo mi sonrisa.

«No, ni siquiera lo intentes Lucy» traté de contradecirme pero fallé. 

Saqué la navaja que escondía siempre en caso de emergencia y me metí a un cubículo. Ni siquiera estoy ansiosa pero aquí estoy, cortando mis brazos en el baño de la escuela tan profundo como me fuera posible y viendo la sangre correr rápidamente por mis brazos hasta caer al suelo.

Hay algo relajante en esto que hace que deje de pensar en mi vida, maestras de química y el más importante que no puedo sacar de mi cabeza: el profesor Gerard. Hace que me concentre en el color, el olor, la sensación del dolor y la fantástica vista de mi piel siendo cortada. 

Pero una chica abre la puerta del cubículo y casi se va para atrás al ver toda sangre en mis brazos. Me he quedado congelada y sin saber qué hacer, así que sale corriendo asombrada... Oh no, ¡Demonios!

Rápidamente limpio todo y tiro la navaja en el escusado. No puedo dejar de pensar en que me he metido en el problema más grande de mi vida, estoy nerviosa y nuevamente quiero llorar pero sé que obviamente este no es momento. ¡Diablos! ¿¡Por qué mierdas no puse candado al cubículo?! Es que soy muy idiota. Asomo la cabeza y veo que no hay nadie en el pasillo.

Alone... In The Dark (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora